Se estima que al menos 1000 millones de personas sufren de algún problema de salud mental, pero sigue siendo una de las áreas más desatendidas en todo el mundo.
Al menos eso afirmó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres. Algunos países solo cuentan con dos trabajadores especializados en salud mental por cada 100.000 habitantes.
«Las repercusiones sociales y económicas son profundas. Se calcula que la ansiedad y la depresión cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares al año. Debemos reforzar la capacidad de los servicios de salud para ofrecer una atención de calidad a quienes la necesiten, en particular a los jóvenes», detalló.
Es muy importante darle validez desde bases comunitarias donde exista la atención sanitaria y social, a su vez combatir el estigma de discriminación y derribar las barreras que impiden a las personas recibir atención y apoyo.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus explicó que en el mundo se pierden 12 mil millones días de trabajo anuales a causa de la depresión y la ansiedad.
Los derechos de salud de los empleados siempre se han orientado hacia lo físico, sin prestar atención a la salud mental. Pero hay medidas que se pueden tomar para proteger y promover la salud mental en el trabajo.
En primer lugar,Adhanom Ghebreyesus propuso «reformar el entorno laboral mediante la adopción de acuerdos flexibles, la participación de los trabajadores en las decisiones sobre sus puestos y la modificación de las cargas de trabajo para respetar la prioridad de la vida laboral».
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De igual manera, es importante promover enfoques de tolerancia cero frente a la discriminación, explotación, abuso sexual, intimidación y acoso en el lugar de trabajo.
«Introducir la formación de los directivos sobre cómo reconocer el malestar emocional y mejorar las habilidades de gestión interpersonal contribuye en gran medida a que los directivos puedan proteger a los empleados y promover un entorno de trabajo inclusivo y solidario», explicó.
También es necesario ofrecer un mejor apoyo a los trabajadores que padecen enfermedades mentales y a las personas sin empleo.
Estos cambios no se producirán de la noche a la mañana, pero las organizaciones destacaron que es el momento de que empresarios y empleados trabajen conjuntamente en la mejora de los entornos laborales y contribuyan a afrontar el enorme coste de los trastornos de salud mental para las personas y la economía.