La cocina es un lugar de encuentro. Es familiar y es novedad. El cocinar le dice a nuestro cerebro que algo nuevo está por venir y es bueno.
Desde que empezó la cuarentena la primera recomendación de las psicólogicos y health coaches era buscar una rutina o actividades que gustan pero que, por tiempo, no se habían podido desarrollar. De esta manera se libera un poco de ansiedad o estrés.
En marzo, en la revista Lancer se publicó un trabajo al respecto: El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirla; analiza cuáles son las conclusiones de distintos estudios realizados en otros momentos donde los ciudadanos han tenido que vivir confinados. El objetivo es encontrar qué factores mejoran nuestra adaptación psicológica y cuáles la empeoran. Algunas de estas investigaciones incluyen el análisis de los efectos de la cuarentena durante el brote de 2003 del SRAS en áreas de China y Canadá o el confinamiento durante el brote de ébola de 2014 en aldeas enteras en muchos países de África occidental.
No se trata que la cocina libera completamente el estrés, se trata de la actividad. La Organización Panamericana de la Salud recomienda hacen actividades constantes que sean del agrado de cada persona. «En los períodos de estrés, preste atención a sus propias necesidades y sentimientos. Ocúpese de actividades saludables que le gusten y que encuentre relajantes. Haga ejercicio regularmente, mantenga sus rutinas habituales de sueño y consuma alimentos saludables», afirmó en un documento sobre salud mental y consideraciones psicosociales durante COVID-19.
La cocina entonces, permite creatividad. La atención está, entonces, en una actividad que denota creación y puede llevar felicidad a lo demás miembros de la familia, es una forma de combatir la ansiedad, depresión o el estrés.
Hornear, por ejemplo, proporciona una sensación de logro, «especialmente en este período de angustia e incógnitas», le dijo Michael Kocet, un consejero de Salud Mental licenciado y profesor y jefe de departamento del Departamento de Educación de Consejeros de la Escuela de Psicología Profesional de Chicago, a CNN.
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Hornear nos puede dar algo concreto que crear, controlar y disfrutar cuando tengamos el producto terminado. El experto dijo que eso puede ayudar a reducir la ansiedad derivada de la falta de familiaridad de lidiar con una pandemia.
Partes específicas del proceso de horneado también enseñan lecciones aplicables a nuestra vida diaria y pueden conducir a un estado de atención plena, según Kocet. Amasar, esperar a que la masa crezca, marcar y esperar mientras se hornea nos da tiempo para reflexionar, y todos esos pasos requieren paciencia y precisión que pueden ayudar a alguien a sentirse centrado y enfocado.
Un estudio liderado por Elizabeth McKay, profesora asociada de Terapia Ocupacional en la Universidad Napier de Edimburgo, estableció el impacto del horneado en la salud mental; encontró que ayudó a los participantes a tener un sentido de propósito, estructurar sus días y aumentar sus niveles de motivación.
Seguir una receta, como comenzar una masa madre, ver el progreso de una semana a otra y recibir comentarios positivos de otros puede aumentar los niveles de confianza.