La mala racha del Manchester City que acumula seis partidos consecutivos sin ganar (cinco derrotas y un empate con Feyenoord), ha causado estragos en los nervios de su entrenador Pep Guardiola.
Los Citizens perdieron ante el Tottenham, en dos ocasiones, ante Bournemouth, Sporting Lisboa y Brighton también cayeron y en dos de esos juegos recibieron ocho goles, este último, lo tenían en ventaja 3-0 al descanso y terminaron por ceder el empate. Y las derrotas pueden llegar a ser siete si el próximo domingo 1 de diciembre no consiguen ganarle al Liverpool, actual líder de la Premier League.
Tras el juego de la Jornada cinco de la Champions League, en la rueda de prensa post partido los presentes observaron que Pep Guardiola tenía una cortada en la nariz. Los periodistas le preguntaron por el origen de las lesiones a lo que el entrenador mencionó que él mismo se lastimó con la uña e ironizó diciendo que se quería hacer daño.
Además, tenía unas marcas en la cabeza las cuales pueden ser producto de que Guardiola se sujeta con fuerza la cabeza al ver lo que pasa en el campo de juego con su equipo y la intensidad con la que vive el partido.
La referida imagen no tardó en viralizarse en redes sociales, dónde miles de usuarios se han preguntado si el técnico del City podía haber llegado a las manos con alguien, como justificación para esas marcas en la cara. Esta misma hipótesis ha circulado en varios medios de comunicación británicos como el Daily Mirror.
En caso de que se trate de “autolesiones” producto del estrés, dicho estado de nervios en Guardiola parece que continuará porque en los próximos días el Manchester City tiene que jugar tres partidos de Premier League, ante Liverpool, Nottingham Forest y Crystal Palace, y luego deberán enfrentar a la Juventus en la Champions League y después reanudar la Premier en el derbi ante Manchester United.
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Las declaraciones y el estado físico de Guardiola han suscitado preocupación sobre su salud mental y su capacidad para manejar la presión en este momento crítico y la ironía en su respuesta a los periodistas, podría ser una señal de su frustración y estrés acumulado, señalan algunos medios especializados.