El “vía crucis” en el que se traduce la migración irregular por Centroamérica muestra cada día diferentes aristas de un problema que perece estar lejos de resolverse. El no saber qué hacer y cómo lidiar con la oleada de personas provenientes, en su mayoría, de países del sur y el centro del continente americano coloca en un dilema a las naciones de tránsito, como Panamá.
En días pasados las autoridades migratorias panameñas informaron que enviaron hasta la frontera con Costa Rica a más de cien migrantes irregulares que habían atravesado la selva del Darién tras haberlos encontrado deambulando en varias calles de la principal ciudad del norte del país y sus entornos.
Agentes de la Policía y de Migración localizaron a 121 migrantes durante operativos ejecutados durante cuatro días en diferentes sectores del distrito de David en la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, según informó el servicio Nacional de Migración de Panamá en un comunicado.
Del total de migrantes aprehendidos por la Policía, 114 fueron enviados al área fronteriza de Paso Canoas, fronteriza con Costa Rica, para que continuaran su travesía por Centroamérica, dijeron las autoridades panameñas.
Además detallaron que de los 114 migrantes, 90 eran venezolanos, 9 haitianos, 7 colombianos, 2 chilenos, 2 chinos, 2 ecuatorianos y 2 peruanos. Mientras que al resto de los migrantes detenidos les aplicaron “faltas administrativas” con base en la ley migratoria: un colombiano fue llevado hasta un albergue, a un ecuatoriano “se le dio citación” y cinco venezolanos tenían solicitud de refugio.
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La selva del Darién, frontera natural que separa Panamá y Colombia, está considerada como una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo, sin embargo es atravesada diariamente por cientos de migrantes irregulares que tienen como meta llegar a Estados Unidos, muchos de ellos movilizados por redes delictivas de tráfico de personas.
Entre enero y mayo del presente año, 166.122 migrantes irregulares cruzaron el Darién, lo que se traduce en una cifra casi cinco veces mayor al mismo periodo de 2022, de acuerdo con cifras oficiales del Gobierno de Panamá. La mayoría siguen siendo venezolanos.
Estimaciones de las autoridades indican que en 2023 atraviesen el Darién unos 400.000 migrantes, una cantidad que casi duplicaría la de 2022 que cerró con la cifra récord de más de 248.000 personas en tránsito.
Panamá les facilita el paso hasta Costa Rica, incluso habilitando autobuses para su transporte, pero en general no permite a los migrantes permanecer en el país.