El pasado año Nikolas Cruz, de 23 años, se declaró culpable por la masacre de 17 personas en una escuela de la ciudad de Parkland, considerada como una de las peores ocurridas en Estados Unidos, a cambio de ser condenado a cadena perpetua y eludir la pena capital.
En una audiencia que tuvo que ser realizada en remoto debido a la pandemia, Cruz aceptó los 34 cargos que se le imputan por la muerte de 14 estudiantes y 3 miembros del personal de la secundaria Marjory Stoneman Douglas. La recordada matanza ocurrió en el sureste de Florida, el 14 de febrero de 2018.
En aquella ocasión el tirador que contaba con 19 años entró al instituto educativo armado con un fusil semiautomático y lo descargó contra quien se le atravesara en su camino. Luego huyó y fue capturado mientras caminaba por la calle.
Ahora el juicio que se mantuvo aplazado por el coronavirus entró en su etapa final hace algunos días con la elección del jurado. Ya un gran jurado acusó de manera formal a Cruz y la fiscalía anunció que pediría la pena de muerte de acuerdo con la ley de Florida.
Con la admisión de culpabilidad, el jurado compuesto por 12 miembros decidirá si Cruz debe ser sometido a la pena capital. Para que se cumpla con la pena de muerte el fallo debe ser unánime. Si el jurado no consigue ponerse de acuerdo, el acusado será condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
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La selección de los 12 miembros del jurado y ocho suplentes podría llevar semanas, debido a la dificultad de encontrar personas que se declaren imparciales en un caso como éste, que conmocionó a Estados Unidos.
El fatídico día
El día de la sangrienta matanza, Cruz llegó a su antigua escuela en un servicio Uber, entró al edificio y comenzó a disparar. Abandonó el lugar nueve minutos después. El asesino confeso era conocido por su obsesión por las armas de fuego. Varios de sus compañeros de clase lo habían señalado como una posible amenaza.
Después de su arresto, la policía recuperó vídeos en su teléfono donde afirmaba que iba a asesinar “a por lo menos 20 personas” en su antigua escuela. El pasado mes de octubre, cuando se declaró culpable, pidió perdón a los familiares de las víctimas. “Siento mucho lo que hice y tengo que vivir con ello cada día. Me provoca pesadillas”, dijo al leer una declaración escrita.
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La declaración de culpabilidad evitará que los familiares de las víctimas sean sometidos al estrés de un largo juicio penal público con al menos 900 testigos y millones de páginas del expediente. El juicio podría durar unos seis meses, según la jueza encargada del caso, Elisabeth Scherer.
Un fiscal del estado, del condado de Broward, describió con detalle y compungido la jornada “violenta” y “premeditada” de Cruz quien además portaba un chaleco antibalas.
Por lo pronto, en esta nueva fase del juicio la defensa de Cruz intentará eludir la pena de muerte con el argumento de la difícil vida que tuvo en su infancia.