Cuando una carrera exitosa, premios, estabilidad financiera o algún logro se siente más como un golpe de suerte que el resultado de un largo esfuerzo, se puede estar frente al síndrome del impostor, un mal de las generaciones modernas.
La doctora y especialista en el tema, Valerie Young le dijo a BBC que siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida. «Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen», afirmó.
El síndrome del impostor, a veces también llamado síndrome del fraude, es un trastorno psicológico donde las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros. No se compara con la baja autoestima o falta de confianza. De hecho, algunos investigadores la han vinculado al perfeccionismo, sobre todo en mujeres. La tendencia a minimizar y subestimar el éxito es significativa en quienes padecen el síndrome del impostor.
La expresión fue acuñada por primera vez en 1978 por las psicólogas clínicas estadounidenses Pauline Clance y Suzanne Imes, en un artículo en el que destacaban las dudas y temores que expresaban muchas mujeres con grandes logros académicos y profesionales acerca de sus propios méritos.
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Un estudio publicado en 2020 en National Library of Medicina realizado en Estados Unidos, señaló que hasta el 82% de las personas podrían padecerlo en algún momento de su vida. Se analizaron los resultados de 62 trabajos previos, la mitad de los cuales se habían publicado de 2014 en adelante, una muestra que este síndrome se ha ganado un puesto en los manuales de salud mental.
¿Cómo puede superarse?
- Lo principal es buscar ayuda profesional. Un psicólogo o terapeuta puede ayudar a explicar mejor el contexto y a dar herramientas de acuerdo a cada caso, ahora bien, hay algunas cosas que se pueden hacer:
- Tratar de ver los hechos reales. Hay datos concretos más allá de las valoraciones y las opiniones individuales. Se pueden hacer listas de logros y metas alcanzadas para analizar con la mayor honestidad.
- Evitar las comparaciones. Decía Anna Frank que la inconformidad viene de las comparaciones, un rasgo de inseguridad consiste en estar siempre midiendo el propio rendimiento en relación con el de los demás. Es cierto que es una valoración difícil de lograr hoy día, pues las redes sociales como Instagram, están especialmente hechas para compararse, pero se puede lograr desde la consciencia.
- Reducir la tendencia al perfeccionismo. Nadie es perfecto: relajar los niveles de autocrítica y de autoexigencia resulta fundamental.
- Aceptar los cumplidos.
- No postergar. Dejar las cosas para después solo empeorará los sentimientos de ineptitud. Es importante enfrentar los problemas directamente.