A medida que la reñida campaña presidencial en Estados Unidos entra en la recta final, los investigadores de la desinformación alertan sobre las amenazas de la IA y la influencia extranjera, pero los votantes están más preocupados de las informaciones falsas procedentes de una fuente más cercana: los políticos.
Estados Unidos enfrenta una avalancha de desiformación antes de la elección el 5 de noviembre, desde falsas páginas de “noticias” creadas, según investigadores, por actores rusos e iraníes, hasta imágenes manipuladas con herramientas de inteligencia artificial (IA) que han borrado los límites entre la realidad y la ficción.
Sin embargo, es más preocupante para los votantes la difusión de informaciones falsas a la viaja usanza: políticos sembrando falsedades, que según investigadores casi no enfrentan consecuencias legales por distorsionar la verdad.
“Creo que si hacemos una revisión del 2024, la información falsa más viral habrá procedido de políticos o habrá sido amplificada por políticos”, dijo el co-director del Centro de Redes Sociales y Política de la Universidad de Nueva York.
Según una encuesta publicada por Axios la semana pasada, el 51% de los estadounidenses dijo que su principal preocupación a la hora de hablar de desinformación son los políticos difundiendo mentiras.
Para un 35% son “las empresas de redes sociales que no logran frenar la desinformación” y la “IA usada para engañar a la gente”, mientras que un 30% se mostró preocupado por gobiernos extranjeros que difunden informaciones falsas.
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“El dividendo del mentiroso”
Para John Gerzema, jefe del equipo que realizó la encuesta, “en las elecciones pasadas siempre hubo temores ante la desinformación y la interferencia electoral del extranjero”. “Pero aquí vemos que la mayor fuente de preocupación son los propios políticos estadounidenses desinformando”, agregó.
La abundante difusión de imágenes realistas falsas, generadas con IA en las redes sociales, ha desatado lo que investigadores llaman la era de la “duda profunda”, una nueva época de escepticismo que disminuye la confianza en internet.
Los crecientes temores ante el poder de la IA generativa han incentivado a los políticos a sembrar dudas sobre la autenticidad de contenidos reales, una estrategia conocida como el “dividendo del mentiroso”.
Los estadounidenses fueron testigos de esta práctica en agosto, cuando el candidato republicano Donald Trump acusó falsamente a su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, de usar tecnología IA para mostrar una multitud mucho mayor durante un mitin en Michigan.
La declaración fue verificada con fotos y videos de periodistas de la AFP que estuvieron presentes en el mitin, así como por expertos que dijeron al equipo de verificación de AFP que la imagen en cuestión no tenía signos de manipulación con IA.
“A medida que las personas comienzan a aceptar la ubicuidad de la IA generativa, se vuelve más fácil convencerse de que las cosas que uno no quiere que sean ciertas no lo son”, afirmó Tucker.
“Los políticos lo saben, entonces tienen la opción de tratar de presentar las cosas como si hubieran sido creadas con IA”, agregó.
“Estirar la verdad”
En los meses previos a la elección, el equipo de verificación de la AFP ha desacreditado sistemáticamente una serie de afirmaciones falsas de los candidatos a presidente y vicepresidente de ambos lados del espectro político.
Algunos ejemplos son la amplificación de rumores sin pruebas por parte de la campaña de Trump de que migrantes de Haití roban y comen las mascotas de los residentes en Ohio, mientras que Harris realizó la afirmación engañosa de que el expresidente republicano dejó a los demócratas “el peor desempleo desde la Gran Depresión”.
En la encuesta de Axios, 8 de cada 10 estadounidenses están preocupados porque la desinformacion pueda afectar significativamente los resultados de la votación y más de la mitad afirmó que se desvinculó de los políticos porque “no pueden identificar qué es verdad”.
El sondeo también reveló que los republicanos están casi igual de preocupados que los demócratas e independientes sobre los políticos amplificando desinformación.
No hay mucho que los frene, según los expertos, porque la libertad de expresión está protegida por la Primera Enmienda en Estados Unidos y en el pasado los tribunales han impedido varios intentos de regular el discurso político falso.
La moderación de las mentiras políticas en las redes sociales emergió como un pararrayos, pero muchos conservadores la califican de “censura” bajo la excusa de combatir la desinformación.
“Cada ciclo electoral nos enfrentamos a la misma preocupación: si los candidatos están diciendo la verdad”, dijo a la AFP el profesor Roy Gutterman de la Universidad de Syracuse.
“Aparte de no ser electos por sus declaraciones falsas, en realidad no hay consecuencias para los candidatos que estiran la verdad o mienten sobre sus logros o usan falsas críticas contra sus rivales”.
Por: AFP