La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que a partir de ahora la viruela del mono se denominará «mpox», este cambio se debe al uso de lenguaje racista y estigmatizante que rodea al nombre de la enfermedad.
Luego de una serie de consultas con expertos en todo el mundo, la organización decidió que ambos términos se usarán en simultáneo por un año, luego que se elimine el nombre «viruela del mono», se usará solo «mpox».
«Esto sirve para mitigar las preocupaciones planteadas por los expertos sobre la confusión causada por un cambio de nombre en medio de un brote mundial», afirmó la OMS en un comunicado.
El organismo, con sede en Ginebra, tiene la autoridad para bautizar las nuevas enfermedades y, muy excepcionalmente, cambiar el nombre de las ya existentes. «La cuestión del uso del nuevo nombre en diferentes lenguas fue abordado largamente. El término mpox se puede utilizar en otras lenguas», señaló la OMS.
La enfermedad se bautizó como viruela del mono porque fue originalmente identificada en monos destinados a la investigación en Dinamarca en 1958. Pero, realmente se desarrolla en roedores comúnmente. Se notificó por primera vez en humanos en 1970 en la República Democrática del Congo. En mayo de este año, empezaron a aparecer casos de viruela del mono en todo el mundo.
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A mediados de noviembre se extendió por 110 países, en los que había más de 79.400 casos confirmados en laboratorios. Además, se han registrado 50 muertes.
El caso de muerte por mpox más reciente ocurrió en Argentina, de hecho, fue su primer deceso. La persona que falleció es un varón de 44 años, que tenía diagnóstico de VIH-Sida sin tratamiento y sufrió un cuadro de shock séptico lo que provocó su muerte, indicó el Boletín Epidemiológico publicado por el Ministerio de Salud.
El paciente estaba internado desde el 17 de septiembre en terapia intensiva con asistencia respiratoria y su muerte fue noticiada el 22 de noviembre pasado.
En el año 2015, la OMS publicó por primera vez una guía con directrices que incluían mejores prácticas para nombrar enfermedades, y así minimizar los impactos negativos innecesarios en el comercio, los viajes, el turismo o el bienestar de los animales. También deben evitar ofender a cualquier grupo cultural, social, nacional, regional, profesional o étnico.
«Para el cambio de nombre, se han tenido en cuenta la justificación, la idoneidad científica, el alcance del uso actual, la pronunciación, la facilidad de uso en diferentes idiomas, la ausencia de referencias geográficas o zoológicas y la facilidad de recuperación de la información científica histórica», señaló la organización.