“Este sitio salva vidas”, anuncia la inscripción en inglés y español impresa en la pared de una sala para drogadictos en el barrio de Harlem Este, en Nueva York. Es el primer centro que se abre en Estados Unidos para pincharse en seguridad y quiere servir de modelo en un país golpeado por un récord de muertos por sobredosis.
Estados Unidos registró 100.000 muertos entre abril de 2020 y abril de 2021 por sobredosis, un récord. El 77% de los casos ocurridos en Nueva York en 2020 se debieron al fentanilo, un poderoso y peligroso opiáceo de síntesis que se mezcla con heroína o cocaína, como el cóctel que mató a la estrella de la serie de culto The Wire Michael K. Williams, el 6 de septiembre de 2021.
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¿Sala para inyectarse? Aquí, prefieren hablar de un “centro de prevención de overdosis”, como las que mataron a 2.062 personas en Nueva York en 2020, en plena pandemia — frente a las 1.500 de 2019 y las 1.000 de 2015 –. En particular, en los barrios pobres y de afroamericanos.
Este centro abrió sus puertas el 30 de noviembre de 2021 en la calle 126, con el apoyo de la municipalidad demócrata. Antes acogía a consumidores de droga en condiciones seguras y ofrecía programas de prevención.
La epidemia de sobredosis ha reavivado el debate en Estados Unidos sobre este tipo de salas para inyectarse, que están en teoría prohibidas a nivel federal, y que pretenden mejorar la prevención.
El Departamento de Justicia anunció que estudia esta alternativa y analiza con “los estados y los reguladores locales salvaguardas apropiadas”.