Dos traficantes de personas involucrados en la muerte de 53 personas, hasta las fecha la mortandad más grande de migrantes en la historia de Estados Unidos, podrían ser sometidos a la inyección letal.
Si se salvan de la ejecución, ambos acusados en el mejor de los casos si son declarados culpables pasarían el resto de sus vidas dentro de un calabozo. Otras dos personas también son acusadas de participar en la red de tráfico de personas.
Un gran jurado federal en San Antonio acusó formalmente a Homero Zamorano Jr., de 46 años, y a Christian Martínez, de 28, ambos de Pasadena, Texas, de transportar y conspirar para transportar inmigrantes ilegalmente resultando en muerte. Cargos adicionales incluyen transportar y conspirar para transportar inmigrantes de manera ilegal, resultando en lesiones graves.
La condena por los cargos de muerte podría resultar en cadena perpetua, pero la Oficina del Fiscal General podría autorizar a los fiscales a solicitar la pena de muerte. Los cargos de lesiones corporales graves conllevan sentencias de hasta 20 años de prisión.
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A Homero y Christian, con un cargo cada uno, los acusan de conspiración para transportar inmigrantes indocumentados con resultado de muerte; transporte de inmigrantes indocumentados con resultado de muerte; conspiración para transportar inmigrantes indocumentados que resulta en lesiones corporales graves y poner vidas en peligro y el transporte de inmigrantes indocumentados que resultan en lesiones corporales graves y ponen vidas en peligro. Todo ello según un comunicado de prensa del Departamento de Justicia.
Si son declarados culpables, los hombres podrían enfrentar la pena de muerte por los cargos más graves, señaló la agencia federal. La tragedia que conmocionó al mundo se registró el 27 de junio en una carretera de San Antonio.
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En el camión viajaban 67 personas que intentaban cruzar la frontera desde México. Las autoridades capturaron a Homero Zamorano Jr. escondido entre la maleza. Luego a través de una serie de mensajes telefónicos se identificó a su cómplice Christian Martínez.
Ese día un testigo escuchó gritos de ayuda que provenían del camión y notificó a las autoridades. Además de los 53 migrantes que murieron encerrados dentro del tráiler con remolque frigorífico, casi una docena más fueron hospitalizadas. Al parecer el aire acondicionado estaba dañado y el coyote que tripulaba el camión no se percató de la falla. La mayoría de las víctimas fueron declaradas muertas en la escena.
Los cadáveres de los migrantes fueron repatriados a sus países de origen.