El último semestre del año ha sido de estrenos y éxitos para Salma Hayek. No solo se convirtió en la primera mujer mexicana en ser un superhéroe en la nueva película de Marvel «Eternals», también participa en la película de Ridley Scott «House of Gucci».
En este nuevo rol, Salma está casada con el actual dueño de Gucci y encarna en la gran pantalla a una mujer vinculada con el asesinato del nieto del fundador de la firma italiana, pero este papel es para la actriz de 55 años «raro y un poco incestuoso». Así lo define durante un encuentro a través de Zoom que tuvo lugar el día después del estreno en Londres del film que narra los conflictos familiares de la saga italiana y el asesinato de Maurizio Gucci por encargo de su exmujer, una excéntrica Patrizia Reggiani interpretada por Lady Gaga.
La nominada al Oscar está casada desde 2009 con el empresario francés François-Henri Pinault, director ejecutivo del grupo Kering, que controla marcas como Alexander McQueen, Yves Saint Laurent y la propia Gucci. «No es la misma familia, pero casi. Es como una reencarnación», aseguró para explicar su relación con el clan fundador de la casa de moda, que perdió el control de la marca en los noventa. Da vida a Pina Auriemma, una famosa y vidente que se convierte en mano derecha de Reggiani. Como buena mexicana, a Hayek no le asusta lo esotérico: «Para la película aprendí a echar las cartas y todo, pero ya se me olvidó», dijo a El País.
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Para interpretar a Pina, Salma tuvo que ganar peso. «Ha sido dificilísimo, no lo volvería a hacer. Con todo lo que me ha costado bajar los kilos, que todavía no los he perdido todos, me quedé pensando: bueno y, ¿por qué no hice como Jared Leto y me puse cachetes y una nariz…? Disfruté mucho comiendo pastita mientras los ganaba, pero, ¡qué difícil es quitártelos después de los 50!».
Sin embargo, la presión de perder peso está menos presente. «Con la edad tengo menos presión de estar perfecta. Porque dices, «confórmense, ya estoy en mis 50». Lo que sí es cierto es que hay que trabajar más para estar imperfecta (ríe). Pero como verás tampoco me mato, soy bastante relajada».
La actriz también habló sobre todo lo que sufrió al principio de su carrera. «Al principio era imposible para los actores hispanos hacerse hueco en Hollywood. Ahorita ese mundo ha cambiado, es más abierto, y tengo la recompensa por las penas que pasé. Nunca me di por vencida», confesó.
Explicó que en algunas oportunidades le dijeron que si no hubiese sido mexicana, las cosas serían más sencillas. «Me lo llegaron a decir altos ejecutivos. Es un poco insultante cuando te dicen: “Si no hubieras nacido del otro lado de la frontera habrías sido la estrella más grande de este país”. Pero mi nombre no es latino, también soy libanesa. Árabe y mexicana es una combinación que para Estados Unidos… Pero aquí estamos», aseguró.