Nuevamente los Tres Reyes Magos, llegados del Oriente a honrar el nacimiento del Niño Jesús, fueron invitados por el Taller Puertorriqueño de Filadelfia, una organización que palpita en “el corazón del barrio”, en el marco del cierre de las actividades navideñas.
El pasado 6 de enero los Reyes Magos, Gaspar, Melchor y Baltasar, desfilaron por distintos puntos de la ciudad, llevando alegría a los niños y llenando de curiosidad a los transeúntes que poco tienen contacto con esta expresión cultural latinoamericana heredada de nuestro período de colonización española.
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Música, regalos y alegrías fueron dados a los niños que rodearon a sus majestades, quienes de acuerdo a la narración judeocristiana llegaron guiados por una estrella el día del alumbramiento del mesías Jesús, y en el pesebre donde lo encontraron le obsequiaron mirra, incienso y oro.
La fiesta de reyes que tiene menos devoción que la de la Natividad, ha perdurado en el tiempo como el punto donde todo lo declina en busca de los tiempos de cuaresma, que de acuerdo a la tradición católica es un tiempo de guardar hasta la llegada de los días de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, otro hito importante para la iglesia regida por el Vaticano.
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Sin embargo lo ocurrido en Filadelfia y organizado por el Taller Puertorriqueño no fue más que un simbólico acto de alegría, donde nuevamente se coloca en el centro de la atención a los niños, quienes siempre son merecedores de las más tiernas fantasías.
El evento se realizó en español e inglés y fue completamente gratis para todos.