Ante la actuación y el acoso de delincuentes mexicanos en la frontera con Estados Unidos, aproximadamente 300 migrantes trasladaron sus campamentos del lecho del Río Grande y se instalaron en territorio estadounidense donde levantaron improvisadas tiendas de campaña usando como soporte las barricadas de alambre de púas, mientras que otros más llegaron hasta el muro fronterizo donde instalaron algunos techos con cobertores y frazadas.
“Es como un campamento de espera, no de vivir. Esperan cierta hora de la noche o cuando creen que puedan pasar rápidamente”, relató a agencias internacionales Arturo Guerra, un venezolano que lleva más de dos meses varado en Ciudad Juárez.
Refirió que ante los ataques de bandas y delincuentes mexicanos, muchos migrantes decidieron apresurarse a cruzar el cauce del río hasta llegar a la barricada de alambre donde ya es territorio estadounidense y se sienten más seguros. Otros llegaron hasta el muro.
Ante tal escenario, el venezolano prefiere esperar su cita. “Irse así es más riesgoso, te van a tener ahí todo el día hasta la tarde; te puedes deshidratar y no es seguro que nos van a dejar pasar”, acotó.
Cientos de migrantes instalaron hace días el campamento en el lecho del río frente a la puerta 28, a la altura de la escultura “La X”, ubicada en la Plaza de la Mexicanidad en la fronteriza Ciudad Juárez.
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Ante la entrada de cientos de migrantes que se meten por debajo de los alambres de navajas, la Guardia Nacional de Estados Unidos modificó su estrategia y colocó un agente cada cien metros a lo largo del río fronterizo, pero los migrantes seguían cruzando.
Aarón Marín, otro venezolano que llegó a Ciudad Juárez la semana pasada por tren creyendo que la frontera es segura, decidió no arriesgarse y esperar su cita a través de la aplicación CBP One, que es la forma oficial de entrar legalmente a Estados Unidos.