Las terapias de conversión en menores homosexuales es un tema controvertido que transita desde hace algún tiempo en instancias judiciales y civiles de Estados Unidos donde la Asociación Estadounidense de Psiquiatría las ha considerado como “dañinas”.
En Florida, los concejales de la ciudad de Miami aprobaron presentar un escrito judicial que defiende una ordenanza de otra ciudad de este estado que prohibía las referidas terapias de conversión y que fue declarada inconstitucional en noviembre pasado por una corte federal de apelaciones.
De forma unánime los comisionados sancionaron una resolución que faculta el envío de un “amicus curiae” antes del 18 de diciembre para que se delibere el caso luego que tres jueces de la Corte de Apelaciones del Onceavo Circuito dijeran que las prohibiciones contra estas terapias en Boca Ratón y también en el condado Palm Beach atentaban contra el derecho a la libertad de expresión.
El “amicus curiae” es una figura jurídica que permite a personas extrañas a un juicio o proceso judicial, ofrecer consideraciones jurídicas y razonamientos vinculados con los hechos de un caso.
“Estamos tratando de proteger a los niños de una manera en que los gobiernos estatal y federal no han podido, porque estos problemas emocionales se vuelven políticos”, indicó Ken Russell, comisionado de Miami promotor de la resolución.
Estas terapias de conversión han sido definidas como las prácticas con las que se busca cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona. Por esa razón han sido criticadas por muchas organizaciones médicas y profesionales, incluida la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, cuyos miembros han alertado sobre las consecuencias negativas que acarrearían, como depresión, ansiedad e ideas suicidas.
La citada Asociación destaca que al menos en 20 estados, además de muchos gobiernos locales y en otros países, se han prohibido estas terapias en menores de edad. Por eso han actuado y la decisión de la corte de apelaciones, con sede en Atlanta, Georgia, responde a una demanda emprendida en 2018 por los terapeutas Julie Hamilton y Robert Otto, representados por la organización Liberty Counsel.
En 2016 Miami Beach se convirtió en la primera ciudad de Florida en emitir una prohibición contra las terapias de conversión en menores homosexuales. Después siguieron otras prohibiciones en el resto del estado.
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“Es muy poco probable que la terapia de cambio de orientación sexual cambie la orientación sexual de un paciente y existe evidencia real de daño”, lamentó Sandra Shullman, presidenta de la Asociación Estadounidense de Psicología.
La prohibición de las terapias de conversión en menores homosexuales se fundamenta en los riesgos de resultados negativos, como ansiedad relacionada con el tratamiento, ideación suicida, depresión, impotencia y disfunción de la relación.
Shullman indicó en su momento que la Asociación que preside compartió con el tribunal la “preocupación sobre los posibles efectos dañinos en los menores que no pueden dar su consentimiento legal a tales procedimientos”.
La Asociación rechaza la presunción de que un joven homosexual “debe cambiar” y lamenta la “presunción” de estos tratamientos según la cual cualquier orientación sexual que no sea la heterosexualidad “es de forma inherente defectuosa y debe corregirse”.