El Consejo Constitucional de Francia validó este jueves el certificado COVID para entrar en lugares concurridos y la vacunación obligatoria para personal sanitario, dos de las medidas clave de la estrategia contra la pandemia del presidente, Emmanuel Macron, que han provocado en las últimas semanas protestas sociales cada vez mayores.
De este modo, a partir del 9 de agosto se exigirá el certificado sanitario —prueba covid negativa reciente, certificado de vacunación completa o certificado de recuperación— para entrar en un bar o restaurante, incluso en una terraza, para desplazarse en un tren de largo recorrido o en un vuelo nacional, así como para pacientes no urgentes y visitantes en los establecimientos de salud y las residencias de ancianos.
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La medida, que se aplica ya desde el 21 de julio en lugares de «ocio y cultura» que reúnan a más de 50 personas, como teatros o cines, fue extendida por medio de una ley aprobada el domingo 25 tras seis días de acalorado debate parlamentario en las dos cámaras.
Desde que Macron dio a conocer sus intenciones, en un discurso el 12 de julio, se han celebrado protestas los sábados en toda Francia que cada vez congregan a más personas. A la última convocatoria acudieron más de 200.000 personas, según cifras oficiales.
Para este sábado han sido convocadas nuevas manifestaciones a lo largo y ancho de Francia. No obstante, el Gobierno insiste en que la cifra de nuevos vacunados es muy superior a los que salen a la calle.
Otra de las medidas que más indignaron a los manifestantes fue la obligación de vacunarse que instituyó Macron para todo el personal sanitario, así como para otros profesionales en contacto con público vulnerable, como bomberos y servicios de emergencias, o trabajadores en residencias de ancianos.
Según la ley, estos empleados tienen hasta el 15 de septiembre para comenzar la pauta de vacunación y hasta el 15 de octubre para completarla.