Las grandes urbes, sobre todo las que reciben oleadas de turistas en casi todas las estaciones del año como la hermosa París, necesitan disponer de alternativas de movilidad para que la “industria verde” siga floreciendo.
La “Ciudad Luz” ha encontrado diáfanos rayos de claridad en los monopatines eléctricos de libre servicio para acabar con la opresión en la que viven las vías de la capital francesa.
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De acuerdo a Christophe Najdovski, encargado de transporte en la alcaldía de París, “nuestras ciudades fueron colonizadas por los coches. Hoy se trata de darles el lugar que merecen. En París, los autos sólo representan el 10% de los desplazamientos diarios, pero ocupan el 50% del espacio público”.
Más que nunca, con el cambio climático, París, asfixiada entre picos de contaminación y olas de calor, está haciendo retroceder a los vehículos con el desarrollo de un abanico de alternativas que hacen que el coche se vuelva obsoleto: monopatines, bicicletas, ciclomotores, todos en libre servicio.
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La gran urbe gala tiene a disposición del público 15 mil monopatines eléctricos con los que propios y extraños pueden desplazarse por sus calles, de manera silenciosa, agradable y sin contaminar más a la ya maltrecha “gardiennage” de la Torre Eiffel.