La justicia estadounidense sentenció al menos a cinco décadas en prisión a dos colombianos que dedicados a la trata de personas dieron muerte a unos cubanos que iban en tránsito hacia los Estados Unidos de la mano de estos desalmados coyotes.
Jhoan Stiven Carreazo Asprilla y Carlos Emilio Ibargüen Palacios, los dos colombianos involucrados en el horrendo homicidio, fueron deportados a los Estados Unidos, donde el Departamento de Justicia quiso dar un castigo ejemplar, además de mandar un fuerte y claro mensaje al mundo para que la gente esté consiente de los peligros de negociar su entrada ilegal al país y el riesgo de muerte que la aventura implica.
El juez federal José E. Martínez, del Distrito Sur de Florida, impartió la más severa de las penas al condenarlos a 50 y 45 años de prisión, respectivamente a los colombianos homicidas, y agregó una pena accesoria que consiste que una vez cumplida la sentencia estén durante tres años en “libertad supervisada”, tarea que encargó a la Fiscalía.
Las atrocidades de los delitos cometidos no pudieron mitigarse con la declaratoria de culpabilidad de los ya sentenciados. Ambos delincuentes durante el proceso se responsabilizaron por “alentar e inducir a extranjeros migrar a los Estados Unidos”.
En esta oscura sociedad de trata de personas también estaba involucrado el también colombiano Fredis Valencia Palacios, quien fue condenado en diciembre pasado a 15 años de prisión en Florida por servir de “coyote” a los cubanos asesinados.
Carreazo Asprilla, de 23 años que saldrá de la cárcel a los 73 años de edad e Ibargüen Palacios, 27 que será un hombre mayor de 72 cuando vuelva a ver la luz, junto a Valencia Palacios, 30, fueron extraditados de Colombia, donde fueron acusados del asesinato en 2016 de dos inmigrantes cubanos en su camino a Estados Unidos, cargos que ambos negaron.
Ellos y otra persona más organizaron y arreglaron el contrabando ilegal de extranjeros indocumentados a Estados Unidos desde noviembre de 2014, precisó la Fiscalía.
El cubano Liober Santos Corria, novio de una de las víctimas, Edelvis Martínez Aguilar, relató a las autoridades colombianas que estos “coyotes” les cobraron 1.500 dólares a cada uno por pasar la frontera con Panamá.
Señaló que después les exigieron más dinero, pero como no tenían, los despojaron de sus pertenencias, abusaron sexualmente de la joven y posteriormente la asesinaron, mientras que él logró huir.
La pareja y otro cubano que viajaba con ellos fueron lanzados heridos al mar, pero solo uno de ellos logró sobrevivir.
Según la demanda de la Fiscalía, el superviviente fue rescatado por un pescador y ayudó a las autoridades colombianas a recuperar los cuerpos.
“Sus gargantas y vientres habían sido cortados y estaban amarrados y sumergidos en el agua”, señala.
Los tres “realizaron un viaje fatal de contrabando de personas por el cual dos víctimas pagaron el precio final”, expresó la fiscal del Distrito Sur de Florida, Ariana Fajardo Orshan.
“Las importantes sentencias de prisión federal impuestas contra los contrabandistas no pueden devolver la vida, pero esperamos que sirva para frustrar el peligroso negocio del contrabando de extranjeros”, agregó.