Un peruano terminó con quemaduras de segundo grado luego de que otro hombre le arrojara ácido de batería en la cara, acusándolo de “estar ilegalmente en el país”, según reseñaron diferentes medios estadounidenses. Los hechos sucedieron el pasado viernes 1 de noviembre en la ciudad de Milwaukee, ubicada en el estado de Wisconsin.
Mahud Villalaz, un peruano que emigró a Estados Unidos y que ya obtuvo la ciudadanía de ese país, aseguró que un hombre lo roció con el químico durante una discusión sobre cómo estacionó su vehículo.
“Me dijo que no podía estacionar allí. Debes obedecer la ley. Viniste aquí e invadiste mi país”, relató Villalaz a un grupo periodistas en una conferencia de prensa realizada el domingo 3 de noviembre acompañado de representantes de la asociación Forward Latino.
“Señor, usted no sabe mi estado. Yo también soy ciudadano de los Estados Unidos”, aseguró haberle respondido el hombre de 42 años y natural de Iquitos. “Se enojó cuando le dije que aquí, todos vinieron de otro lado’”, acotó.
Villalaz, quien estaba camino a un restaurante, dijo que había comenzado a alejarse cuando el hombre repentinamente le arrojó el ácido en la cara. Asegura que trató de defenderse, pero el ardor en la piel era intenso.
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El atacante huyó del lugar mientras que la víctima fue auxiliada por el personal de local de comida. Posteriormente Villalaz fue trasladado a un hospital donde recibió atención médica.
“Creo que soy víctima de un crimen de odio debido a cómo se acercó a mí diciéndome: salga de este país”, dijo Villalaz a la cadena ABC.
La policía de Milwaukee informó que el sábado 2 de noviembre arrestó a un hombre de 61 años que tendría conexión con el ataque que sufrió el peruano estadounidense.
Villalaz es un soldador de 42 años que residen en territorio estadounidense desde hace 19 años, según Darryl Morin, presidente de Forward Latino quien dijo que está ayudando a la familia a gestionar las solicitudes de los medios y lidiar con el incidente, según informó a la cadena CNN.
Villalaz tiene una esposa y dos hijos pequeños a quienes también tuvo que explicar el incidente, sostuvo Morin. “No pudieron entender cómo alguien podía hacerle esto a una persona sin conocerla”.