En Estados Unidos expertos debaten este jueves sobre la validez de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19, mientras las cifras de la pandemia siguen agravándose en este país y en Europa, donde se prevé que las restricciones se mantengan durante las fiestas de fin de año.
Estados Unidos realiza un ejercicio inédito de transparencia: durante la jornada, en directo por internet, una veintena de especialistas examinan los datos de la vacuna del dúo estadounidense-alemán Pfizer/BioNTech para recomendar o no su autorización.
El veredicto sobre la validez de la vacuna no está realmente en duda. La agencia estadounidense de medicamentos (FDA) ya consideró el martes que la vacuna es segura y eficaz. Pero, acusada de haber autorizado con urgencia dudosos tratamientos como la hidroxicloroquina bajo presión del presidente Donald Trump, la FDA quiere mostrar el mayor rigor científico posible.
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Una vez superada esa etapa, habrá que comenzar la distribución de la vacuna, una tarea coordinada por el gobierno federal y confiada al sector privado.
La ciudad de Nueva York espera sus primeros lotes desde el domingo, indicó el gobernador Andrew Cuomo.
Estados Unidos se mantiene como el país más enlutado por la pandemia, con un total de 289.450 fallecidos. El miércoles registró más de 3.000 decesos por COVID-19.
En el mundo, el nuevo coronavirus ha provocado más de 1,5 millones de muertos y casi 69 millones de contagios, según el último balance de la AFP basado en las cifras oficiales.
Pero en muchos casos se sospecha que los números reales serán muy superiores. Por ejemplo, en España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntó el jueves que el número estimado de muertos por coronavirus entre marzo y mayo superó los 45.600, es decir unos 18.500 más que los contabilizados en el balance oficial del gobierno hasta esa fecha.
Si es así, España tendrá en este momento más de 65.000 muertos por coronavirus, frente a los 47.000 del balance oficial.
El Reino Unido comenzó a suministrar el martes a su población la vacuna de los laboratorios Pzifer/BioNTech y Rusia y China también han suministrado vacunas propias a una pequeña parte de su población.
China, en una especie de “diplomacia de la vacuna”, comenzó a distribuir sus antídotos en todos los rincones del planeta, tratando de lavar su imagen un año después de la aparición del nuevo coronavirus en su territorio pese a que ninguna de sus vacunas ha sido oficialmente aceptada, ni siquiera por Pekín.
Ciberataque
En una imagen de lo delicada que es la cuestión de las vacunas, el miércoles, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que debe decidir sobre la aprobación de las vacunas en los 27 países del bloque, dijo que había sufrido un ciberataque.
Pfizer dijo desde Washington que durante el hackeo se accedió “ilegalmente” a documentos vinculados al proceso de regulación de su vacuna, pero recalcó que “no se ha violado ningún sistema de BioNTech o Pfizer ni se ha accedido a ningún dato personal”.
Por: AFP