Tras la virtual disolución de las dos primeras caravanas migrantes por parte de autoridades de varios países, una tercera multitud de migrante integrada por cientos de personas, en su mayoría haitianos, venezolanos y centroamericanos, partieron el 1 de septiembre desde el municipio mexicano de Tapachula, en el estado de Chiapas, rumbo al norte de México que es frontera con Estados Unidos.
Hombres, mujeres y niños que han permanecido días y hasta meses, esperando la documentación oficial que les permita quedarse o transitar por México, conforman la mayor parte de este éxodo migratorio.
La desesperada situación agravada por la falta de dinero los obligó a partir en caravana pues el único medio que ven para poder avanzar hacia su destino final: el territorio estadounidense.
El contingente salió en horas de la madrugada bajo una fuerte lluvia. Varias de las mujeres que caminan están embarazadas.
Esta nueva oleada de migrantes caminó rápido y avanzó durante cinco horas por la carretera Huehuetán-Huixtla, donde hicieron su primera parada para descansar.
Días antes de la partida de esta tercera caravana migrante, se conformaron en la región otras dos caravanas que avanzaron varios kilómetros, pero fueron disueltas por la Guardia Nacional y demás autoridades federales.
En la primera caravana se produjo un conflicto y dos agentes del Instituto Nacional de Migración habrían golpearon a un migrante. Este hecho fue muy criticado y debido a eso los funcionarios fueron apartados del servicio.
Te puede interesar:Guatemala disolvió caravana migrante y retornó a más de 1.800 personas
Las agencias de la Organización de las Naciones Unidas, Acnur, OIM y ONU-DH, exigieron a las autoridades mexicanas “respetar los derechos humanos de los migrantes” tras el violento operativo para disolver la citada caravana.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, también expresó su preocupación por la seguridad y el bienestar de los miles de niños y adolescentes que viajan desde el sur de México hacia la frontera con Estados Unidos y advirtió sobre los peligros que corren en estas caravanas.
En enero pasado cuando Joe Biden asumió la presidencia de los Estados Unidos, suspendió el programa “Permenecer en México” que había implantado su antecesor, Donald Trump. Dicho programa obligaba a los solicitantes de asilo a esperar su audiencia desde territorio mexicano.
Con esta decisión el flujo migratorio volvió a aumentar y debido a ello el paso el pasado julio el gobierno de Estados Unidos ordenó detener en su frontera sur a 212.672 indocumentados, la cifra más alta en los últimos 20 años.