El racismo es la causa de la mala salud de los afroestadunidenses en general y de forma particular los pertenecientes a esta etnia que residen en la ciudad de Filadelfia.
Esta es una conclusión clínica y verificable que aportó la doctora Sharrelle Barber, profesora de epidemiología y bioestadística en la Universidad de Drexel, quien participó en un webinar que abordó cómo el coronavirus está afectando a las comunidades de color de Filadelfia, y las soluciones para seguir adelante.
La académica dijo que “es importante enmarcar este tema en una narrativa que se basa en el racismo estructural”. “Debemos nombrar el racismo como una causa de la mala salud, porque el modo en que nombramos un problema es inextricable de cómo lo resolvemos”, dijo, citando a la ex comisionada de salud de la ciudad de Nueva York Mary Bassett, que ahora es profesora de la Universidad de Harvard.
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Sobre este importante tema tuvo acceso el periodista de WHYY, Zachariah Hughes, quien elaboró untrabajo para narrar una reunión del clero de piel oscura que busca discutir y visibilizar el impacto particularmente negativo de la COVID-19 sobre su raza.
Para llevar a cabo este diálogo un grupo de clérigos, profesionales de la salud y líderes de la ciudad se reunieron en línea el miércoles por la noche para discutir cómo el coronavirus está afectando a las comunidades de color de Filadelfia.
Organizado por Black Clergy of Philadelphia and Vicinity, Forum Philly y la Alianza Bautista Progresista de Pensilvania, el webinar reunió a expertos que trabajan a la vanguardia de la respuesta de la ciudad a COVID-19 y habló del devastador impacto que la enfermedad está teniendo en los residentes afroamericanos en términos de salud física, bienestar mental y recursos.
Los médicos y clínicos hablaron de las tasas desproporcionadamente altas de infección y muerte en los barrios predominantemente afroamericanos de Filadelfia, donde las tasas de COVID-19 son 23 por ciento más altas que en la ciudad en general. También hablaron de los crecientes impactos de la pérdida de empleos, el aislamiento social y la incertidumbre.
“He visto que muchos de mis pacientes tienen una mayor ansiedad, e incluso aquellas personas que nunca han experimentado ansiedad están ahora en una mayor sensación de ansiedad”, dijo la Rev. Ann Colley, ministra y terapeuta.
“Va a ser muy importante que pongamos una cantidad sustancial de recursos detrás de la salud mental en organizaciones y asociaciones que sean culturalmente competentes”, dijo Colley para trazar un camino a seguir para las comunidades de color que están luchando por varios meses para lidiar con el virus.
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Mientras tanto, hizo hincapié en el ejercicio, en limitar el tiempo que se dedica a mirar las noticias y los medios sociales, y en mantener relaciones regulares.
“El distanciamiento social no significa aislamiento social”, dijo Colley.