Juan Meléndez tratar de apaciguar una tormenta emocional. En su mente caen rayos de rabia, agradecimiento, tristeza y dolor, sobre el terreno de incomprensión que creó una isla desierta donde por casi 18 años estuvo perdido, acusado de haber arrebatado la vida a una niña cuando sabía que él era inocente.
Nacido en Puerto Rico, menciona a Estados Unidos “como otro país”, con un pronombre que al menos a él no lo hace parte del Estado Libre y Asociado institucionalizado desde Washington.
Meléndez fue aprehendido en Pensilvania acusado de ser el homicida de una menor en delito ocurrido en el estado de Florida.
Casi dos décadas después, pruebas contundentes lo desvinculan del asesinato, y es exculpado por el sistema judicial estadounidense. Y es precisamente a esa institución a la que se ha dirigido en diferentes foros desde que fue dejado en libertad, para tacharla “irracional”, debido a que mantiene como opciones de castigo a la pena capital, que a su entender es “racista, cruel e innecesaria” y, además, ni siquiera ayuda a reducir la criminalidad.
Juan Meléndez, el reo 6446, desde los aires de libertad que vive en su natal San Juan, rememoró que lo que vivió fue “como una pesadilla de la que quieres despertar, pero no puedes”.
“Llegue al corredor de la muerte del Instituto Correccional Estatal Greene un martes 2 noviembre de 1984”. Con claridad dijo que pasó bajo la sombra exactamente 17 años, siete meses y un día en una prisión en Florida.
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En el marco de sus reflexiones en torno a la variable social mezclada con la pena capital en los Estados Unidos, el boricua dijo que “si usted mató a un latino, el fiscal no está pensando en la pena de muerte. Si está acusado de matar a un afroamericano, a lo mejor el fiscal dice que le está haciendo un favor a la sociedad. Pero si usted está acusado de asesinar a un blanco, lo primero que le viene al fiscal es la pena de muerte”, afirmó.
“¿Qué quiere decir? que para mí, la raza blanca es más valorada que la minorías”, agregó Meléndez, quien en el año 2002 se convirtió en el exonerado número 99 en haber salido del corredor de la muerte en el estado de Florida.
Meléndez aseguró haber conocido en el pabellón de la muerte a personas que eran totalmente inocentes como él, pero fueron ejecutadas o fallecieron de causas naturales.
En un reporte realizado por el equipo editorial de la cadena T62 integrado por Rita Portela y Syrmarie Villalobos, se pudo a acceder a datos que reflejan que “Juan Meléndez volvió literalmente a nacer tras haber sido exonerado de la pena de muerte en Pensilvania. Él fue uno de los 14 hispanos a la espera de la fatal condena en el mencionado estado”.
Tras casi 18 años en prisión, por un crimen que al parecer no cometió, regresó a su natal Puerto Rico donde tuvo que lidiar con el tiempo perdido tras las rejas. La tecnología, los amigos y la relación con los familiares fueron todas cuesta arriba para él, quien asegura se adapta con el pasar de los días.
“No es un proceso justo, no sé el inglés muy bien y no me dieron interprete. Tuve más de 14 abogados y todos eran buenos menos el primero. Me sentí que me traicionó”, destacó Meléndez quien forma parte de los hispanos que si no cuentan con interprete para defender su caso sencillamente queda perdido en el sistema.
La letrada Julie Caruso dijo a TELEMUNDO 62 que tras 16 años en prisión se halló “una cinta grabada con la confesión” del verdadero culpable del crimen por el que estaba acusado Meléndez. Se trató de un delito cometido en Florida, pero el arresto del boricua tuvo lugar en Pensilvania.
“Creo que mi mamá sufrió más que nadie. Ninguna madre debe pasar por ese dolor. La parte más dolorosa de todo el proceso fue cuando ejecutaron a la persona que estuvo conmigo por diez o 15 años. Uno tiende a querer a los que están en la misma situación como familia”.
No pasa un día que Meléndez no sueñe con la silla eléctrica. Fueron muchas las veces que presenció la muerte de terceros y ese instante, que describió como “cuando le queman el alma”, no lo puede borrar.
Pensilvania es el cuarto estado con más latinos en el corredor de la muerte precedido por California con 189 reos, Texas con 66 y Arizona y Florida con 25.