Las autoridades estadounidenses de salud dieron el visto bueno para reanudar el uso de la vacuna Janssen contra la COVID-19 de Johnson & Johnson.
Sin embargo, pidieron que se informe a los receptores sobre la posibilidad de que se formen coágulos de sangre extremadamente raros.
Previamente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) afirmaron en un comunicado que “se debe reanudar el uso de la vacuna en Estados Unidos” y que “confían en que esta vacuna es segura y eficaz para prevenir la COVID-19”.
Las agencias tomaron la decisión rápidamente luego de que el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés) de los CDC recomendara levantar la pausa.
Estados Unidos detuvo el uso de la inyección de dosis única a mediados de abril debido a algunos reportes de coagulación de la sangre en el cerebro entre mujeres después de recibir la vacuna.
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En la nación del norte, 15 receptoras de la dosis sufrieron de peligrosos coágulos de sangre, de los casi ocho millones que se habían puesto la inyección desde que los reguladores aprobaran la vacuna en febrero. Hubo tres fallecidos.
La doctora Sarah Long, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, estuvo entre los miembros del panel de los CDC que votaron en contra de reanudar el uso de la vacuna de J&J porque cree que no se advierte lo suficiente de los riesgos a las mujeres.
“Este es un grupo de edad que está en mayor riesgo [de sufrir coágulos de sangre] que está recibiendo la vacuna predominantemente para salvar la vida y la morbilidad de otras personas, no la suya propia”, dijo.
En Europa también se levantaron las restricciones.