El concepto de vendaje electrónico no es una novedad, sin embargo un equipo de biomédicos de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, ha realizado una innovación que lo coloca en el cima.
Se trata de ElectroDermis un apósito provisto de componentes electrónicos y elaborados con “elastano o spandex” que lo transforma en un recurso médico creado para clínicas reales.
Los científicos pensilvanos apuestan más a la funcionalidad que al tenor estético y de mercadeo de las piezas, por lo que a diferencia de los también llamados “vendajes electrónicos”, el de Carnegie Mellon se elabora de manera individualizada para adaptarse al relieve forma y movimientos del área corporal de la persona que lo lleve puesto, combinando tecnologías que incluyen el escaneo, impresión en 3D y el laminado multicapa.
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Entre sus potencialidades ElectroDermis monitoriza las articulaciones y lesiones cutáneas, puede distinguir los alimentos que ingerimos, medir el pulso cardiaco o los pasos que damos.
Este vendaje es menos discreto que otros apósitos de electrónica flexible para uso médico como las láminas tatuajes temporales o sellos adhesivos, pero es más resistente y duradero. Además pueden situarse en zonas de movimiento, retirarse y reutilizarse, según sus creadores.
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Se pueden llevar adherido durante un tiempo sobre la piel, incluso en zonas corporales de difícil acceso o que tienen mucho movimiento como la rodilla, la garganta o el oído.