Sus inicios fueron duros, pero la perseverancia dio sus frutos. Clara Ulrich, de 40 años, triunfa en Estados Unidos con su stand-up “Café con amigas”.
En “Café con amigas”, la comediante argentina define a la perfección a las integrantes de un grupo de mujeres. Las califica con nombres exorbitantes.
“Perrito de departamento, no importa a donde la lleves, ella quiere salir”; “fuego artificial, la que cuando le propones un plan contesta en Whatsapp con el emoji del champagne pero nunca va a ningún lado”, y “amiga Bulldog, la que tiene cara de pocos amigos y a pesar de tener un mal marketing, está ahí como un perro fiel cuando las cosas se ponen difíciles”, detalló.
Además de Miami, el show se presentó en Texas y Los Ángeles, y ya tiene pautada una gira por Colombia, Panamá y Costa Rica. A mediados de diciembre se presentará en España y tiene pensado regresar a Estados Unidos con la segunda parte de“Café con amigas”,y otro monólogo que está escribiendo sobre la vida en pareja.
Ulrich se fue a vivir a Miami por una propuesta laboral que se le presentó a su esposo, pero no estaba convencida de irse porque tenía un extraordinario presente laboral en su país, Argentina: Conducía en Rock & Pop, co-conducía en Radio Uno y escribía humor para la revista Cosmopolitan.
“Mi primer año en Miami fue durísimo. La gente cree que por vivir en Miami uno es feliz, se la pasa en el shopping y en la playa, y no. Yo llegué con mi hijo. Mi marido se iba a laborar y no sabía qué hacer, estaba todo el día en mi casa aburrida”, reseñó el medio Clarín.
Clara recordó que en ese momento estaba muy aburrida en Miami, por lo que una amiga la invitó a un taller de crianza respetuosa. “Yo lo único que hacía era quejarme de cosas que no me gustaban y ellas se reían, yo lloraba porque no me podía adaptar a vivir en los Estados Unidos. Un día una me dijo que tenía que escribir lo que me pasaba, y nació el primer show, “S.O.S mamá inmigrante””.
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Ella jamás se imaginó arriba del escenario haciendo monólogos. Pese que a los 15 años decidió estudiar actuación y se formó con Augusto Fernandes, prestigioso director teatral, siempre hizo obras clásicas, por lo que su encuentro con el stand up fue casual.
“Estoy viviendo mi sueño, yo quería vivir del teatro y lo estoy haciendo”, finalizó Ulrich, quien no se detiene pese a los cambios y a las adversidades.