Amenazados por la elevada temperatura del agua del mar miles de corales de las guarderías y granjas submarinas de los Cayos de Florida son trasladados por buzos y personal de organismos científicos a un laboratorio en tierra para salvarlos de una muerte casi segura.
Al menos 1.500 de esos corales que se utilizan para restaurar los arrecifes de las islas situadas entre Estados Unidos y Cuba están ya en el Laboratorio Marino de los Cayos y llegarán más según informó su directora, Cindy Lewis, quien manifestó que nunca había visto temperaturas tan elevadas del agua como este verano.
“Los corales están acostumbrados a vivir en aguas de hasta 86 grados Fahrenheit (30 grados Celsius). Cuando el agua se calienta tanto como los 90 grados (32,3) se estresan mucho y como resultado, expulsan a las pequeñas algas fotosintéticas que viven en sus tejidos y son parte de su alimentación”, explica la especialista.
Lewis refiere que sin las algas, que son color marrón dorado, la piel del coral, que es en realidad muy clara, casi translúcida, se ve blanca; de ahí que se hable del blanqueamiento de los corales cuando se producen los episodios de estrés por el calor, que no son normales pero sí cada vez más frecuentes.
En el Laboratorio Marino de los Cayos, situado en Layton en Cayo Largo, y perteneciente al Instituto Oceanográfico de Florida, los corales son introducidos en mesas llenas de agua de mar a una temperatura regulada y constante.
De una manera muy gráfica Lewis expone que este episodio de blanqueamiento es peor que los anteriores: “antes se los veía pálidos, ahora son blancos como la nieve sucia, como cuando te cae lejía en el pantalón”.
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La especialista dice que en conjunto las 60 “mesas” de 904 litros cada una que tiene el laboratorio pueden albergar entre 3.000 y 5.000 corales o incluso más. No obstante, no todos los que lleguen al laboratorio, donde la idea es tenerlos a resguardo unos dos meses, se salvarán.
“Algunos llegan ya muy, muy decolorados y estresados, así que podemos perder quizás hasta un 10%. No lo sabremos hasta que lleven aquí un par de semanas”, comenta.
La desaparición de los corales de las guarderías y granjas submarinas sería un duro golpe para el gran esfuerzo de restauración de la barrera de coral que va desde el norte de Miami hasta los cayos más meridionales de Florida, donde existe una reserva marina nacional.