Los resultados electorales de las presidenciales de noviembre de 2020 pueden originar muchas conclusiones. Dos de ellas muy interesantes. Si Donald Trump conquista la oportunidad para gobernar al país por un nuevo término, será una fe de vida en el resurgimiento de los Estados Unidos “blanco”.
Frente a un hecho de esta naturaleza, los demócratas deberán hacer mucha reingeniería, porque con el 80% de los votos afroamericanos a su favor no habrían podido sacar al neoyorquino de la Casa Blanca y eso significaría una implosión a lo interno de la organización.

De acuerdo a varios analistas políticos los progresistas han “recibido de la providencia” dos ayudas colosales: La pandemia, y más allá la errática respuesta dada por el “hombre al mando”, y junto a esta una reacción nacional que tonificó el músculo electoral basado en el tema del racismo. Si Tump en noviembre se queda con la Oficina Oval la traducción será simple: La visión Wasp de Estados Unidos se habrá coronado nuevamente.
La preocupación aria
Sin embargo el drama no solo está del lado de los demócratas. Encuestas de reciente data han colocado al candidato Joe Biden por delante del presidente. La información ha sido recibida de forma desproporcionada por la Campaña de Trump.
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Los observadores creen que la hipersensibilidad impropia de “quien gana cómodo”, están basadas en las protestas raciales que por George Floyd se propagaron en más de 700 ciudades y pueblos de todos los estados de EE.UU., incluidas localidades mayoritariamente blancas o conservadoras, en una señal de que la ola de frustración no solo ha movilizado a los negros, sino que ha generado un examen de conciencia entre los estadounidenses de raza caucásica.

CNN recientemente publicó una encuesta en la que Joe Biden estaba 14 puntos por encima del presidente en la vieja pregunta que pide responde, “si las elecciones fueran hoy por quién votaría”. La reacción de la Oficina de Campaña del Presidente fue una ola de amenazas legales que entre otras cosas demandaban un retracto y desistimiento.
El abismo de lo incontrolable
Todos los argumentos que hacían de Tump el hombre fuerte, la pandemia y los disturbios se los han llevado por un despeñadero. Los números muestran en las últimas semanas cómo decae su apoyo en estados clave como Arizona, Ohio, Florida y Georgia, además de entre los estadounidenses de mayor edad.
De acuerdo a la citada encuesta de CNN, solo 38 % de los estadounidenses aprueba la gestión de Trump, su peor puntuación en un año y medio, y un porcentaje similar al que registraron en este punto de su mandato los expresidentes Jimmy Carter y George H.W. Bush, que perdieron sus campañas de reelección.
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El temor de la Oficina de Campaña del presidente radica en que como dato no olvidan que ganó con los “necesario” a Hillary Clinton en 2016, amén del tema poco mencionado que refiere a que perdió con el voto popular.
Ley y orden
La respuesta de Donald Trump frente a la adversidad es rescatar la funcional postura de Ley y Orden que otrora ha funcionado para mantener entusiasmados a sus votantes duros. Si la estrategia funciona y Trump se hace nuevamente de la Casa Blanca, será la evidencia del crecimiento del GOP dentro de la etnia afroestadoundenses. De ser lo contrario, y el de Pittsburg gana, el buen católico tendrá que mandar a oficiar varias misas para agradecer a Dios que lo alineara con esta inesperada oportunidad.