“Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que todos estamos interconectados”. Con esta frase la secretaria de salud de Pensilvania, doctora Rachel Levine, evadió las presiones de un grupo de legisladores contrarios a las líneas de acción del gobernador Tom Wolf, quines desean la reapertua de Pensilvania debido a que la mayoría de las muertes por la COVID-19 ocurre en hogares de cuidados para personas mayores.
Algunos senadores del segundo estado de la Unión quienes son críticos a la política de Wolf con respecto al manejo de la pandemia, encontraron en la científica una pared de datos infranqueables que impiden ceder a las pretensiones de reabrir las actividades económicas los más pronto posible.
Los epidemiólogos, quienes en todo el orbe y especialmente en Pensilvania ostentan el récord por perder cualquier concurso de popularidad, reconocen que en la tierra de la “Virtud, Libertad e Independencia” las cosas frente a la pandemia pintan mucho mejor.
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Es una frase manida la que indica que los números no mienten. Sin embargo con mucho juicio se han acogido los últimos datos de coronavirus publicados por el Departamento de Salud de Pensilvania, que mostraron sólo 825 nuevos casos y 14 nuevas muertes. El día anterior se vieron sólo 962 nuevos casos y 26 muertes en todo el estado.
El comportamiento a la baja y la ausencia acasional de decesos coloca en modo optimista a todos. Sin embargo, epidemiólogos, científicos y trabajadores de la salud estiman que no se puede actuar bajo el manto de una ilusión y los rangos estadísticos para una reapertura ya fueron establecidos: 50 casos diarios o menos de contagio por cada 100 mil habitantes.
Al parecer los políticos se han dejado llevar por informaciones divulgadas por varios medios de comunicación: El Pittsburgh Post-Gazette escribió que “por segundo día consecutivo, no se reportan muertes en el condado de Allegheny”. Por otro lado CBS Filadelfia declaró que “por tercer día consecutivo la ciudad ve menos de 400 nuevos casos de COVID-19 sin que se reporten nuevas muertes” y El Sol Latino de Filadelfia informó que la muerte tenía 48 horas sin visitar a los enfermos por la COVID-19.
Esta situación originó una repentina interpelación de la secretaria de salud de Pensilvania, doctora Rachel Levine, por parte de senadores del estado, quienes consideran que al estar la mayoría de las muertes por la COVID-19 registradas en pacientes de casas de cuidado, la lectura de la pandemia podría hacer un giro que permitiera una reapertura del estado.
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Frente a las exigencias de los senadores Levine respondió: “No vamos a separar los casos de los asilos de ancianos de otros casos en los condados. Lo que ciertamente hemos aprendido en la pandemia global de COVID-19 es que todos estamos interconectados. Una sección de nuestra comunidad, como un hogar de ancianos o un hogar de cuidado personal, tiene un impacto en la comunidad en general, y la comunidad tiene un impacto en esa instalación. El personal va y viene, así que realmente es un ejemplo de cómo estamos todos conectados y es muy importante incluir ese tipo de instalaciones, entre otras instalaciones de tipo congregado, en los recuentos totales de un condado”.