Pensilvania certificó la victoria de Biden y puso cuesta arriba los esfuerzos legales de la Campaña de Trump para girar al estado. En el recuento final Joe Biden recibió 3.458.229 votos. El número refleja una ventaja de más de 80.000 sobre el presidente Donald Trump.
Georgia fue el primero. Michigan, que tenía un proceso más complicado ya que su certificación es realizada por un consejo de encuestadores, y los republicanos estaban bajo presión para no certificar, fue el siguiente.
Los 20 votos del colegio electoral del estado serán asignados a Biden. Los electores se reunirán en el Capitolio del estado el 14 de diciembre. En total, el presidente electo está programado para ganar 306, el mismo número que Trump ganó en 2016.
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Katie Meyer de WYHH escribió los detalles de este desenlace. De su trabajo hemos tomado datos para elaborar esta nota de prensa. El paso rutinario de certificación viene durante un proceso post-electoral que, hasta ahora, ha sido cualquier cosa menos típico.
En las últimas semanas, la campaña de Trump ha presentado una serie de demandas. Ha impugnando boletas específicas, cuestionando el proceso administrativo de Pensilvania e intentando retrasar la certificación.
Penn certificó la victoria de Biden
EL gobernador Tom Wolf celebró la gran tarea del estado a través de su cuenta social de Twitter. “Quiero agradecer a los funcionarios electorales que han administrado una elección justa y libre”. Ocurrió “durante un momento increíblemente difícil en la historia de nuestra Comunidad y del país” (…) “Nuestros trabajadores electorales han estado bajo constante ataque y se han desempeñado de manera admirable y honorable”. Y con esa valentía se certificó la victoria de Biden.
Aunque la certificación ya está terminada, la campaña puede continuar con sus diversas demandas.
De los seis estados clave donde Trump ha concentrado sus demandas, Pensilvania es el tercero en certificar sus resultados.
Las demandas siguen activas
Varias de las demandas incoadas en Pensilvania siguen sin resolverse. Sin embargo no esta claro cómo procedería ahora. El más destacado fue un esfuerzo de la campaña Trump por retrasar la certificación. Argumentaron que en algunos condados permitían a los votantes arreglar las papeletas con errores menores, y otros no.
Un juez federal desestimó el caso, llamándolo “tenso” y “sin apoyo de pruebas”. La campaña de Trump apeló, pero por motivos estrechos que nunca parecieron cambiar el estado de la certificación de Pensilvania.
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El caso sigue pendiente, pero el remedio solicitado, la certificación retrasada, ahora parece imposible. No está claro cuál será el próximo paso de la campaña. En otros estados que han certificado, como Georgia, han prometido más litigios.
La campaña también está apelando a una demanda más pequeña, que pretendía tirar más de 2.000 papeletas de voto por correo en el condado de Bucks.