Un fiscal de Florida pedirá pena de muerte para el exmarine Bryan Riley, acusado del asesinato de cuatro personas miembros de una misma familia, entre ellas una madre y su bebé de tres meses. El acusado sin un motivo aparente disparó a las víctimas cuando éstas se encontraban en su casa ubicada en Lakeland, en la zona centro-oeste de Florida.
El veterano de 33 años y excombatiente de Irak y Afganistán, enfrenta 22 cargos entre ellos cuatro de asesinato en primer grado, de acuerdo con información confirmada por el fiscal estatal Brian Haas.
En una notificación el fiscal Haas indicó su intención de buscar el máximo castigo por los cargos de asesinato pues se presentaron circunstancias agravantes. En el documento divulgado por la oficina del fiscal, argumenta como factores agravantes que el crimen fue “atroz y cruel”, cometido de forma “fría, calculada y premeditada”, así como que una de las víctimas es menor de 12 años.
Refiere además el texto que entre otros agravantes destaca que el exmarine acusado estuvo anteriormente condenado por otro crimen “con el uso o amenaza de violencia contra otra persona”.
Un Gran Jurado del Condado de Polk, jurisdicción donde se cometió el crimen, incluye en la acusación siete cargos de intento de asesinato en primer grado de un oficial de la ley, uno de secuestro, dos de robo y otro de crueldad animal por matar al perro de la familia, entre otros.
El 5 de septiembre pasado Bryan Riley llegó provisto con numeroso armamento a la vivienda de una familia en Lakeland y mató a cuatro personas, Justice Gleason de 40 años, su esposa Theresa Lanham de 33 años que cargaba en sus brazos al bebé de ambos en el momento del ataque, y una segunda mujer, madre de Gleason.
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El exmarine también le disparó varias veces a una niña de 11 años, que resultó gravemente herida pero sobrevivió.
La Oficina del Alguacil del condado de Polk, informó que el exfrancotirador “eligió la casa y las víctimas al azar, aunque había estado en la zona el día anterior visitando a un conocido”.
Las autoridades policiales señalaron que el acusado también se enfrentó a tiros con oficiales del condado del Departamento de Policía de Lakeland antes de rendirse tras resultar herido en las confrontaciones que tuvo con las autoridades.
Grady Judd, alguacil del condado de Polk dijo que durante el ataque Riley vestía chaleco antibalas y estaba fuertemente armado.
Riley, quien dijo a las autoridades que él era “un superviviente”, trabajaba para una compañía de seguridad.