Varias imágenes por satélite mostraron este miércoles lo que parecían ser vehículos blindados de transporte de tropas y otros automotores pertenecientes al cuerpo paramilitar chino Policía Popular Armada. Los vehículos están estacionados en un complejo deportivo en la ciudad de Shenzhen y algunos interpretan este episodio como una amenaza de Beijing sobre un posible uso mayor de la fuerza contra los manifestantes pro democracia que protestan al otro lado de la frontera, en Hong Kong.
Las imágenes captadas el lunes por Maxar’s WorldView muestran unos 500 vehículos o más dentro y en las adyacencias del estadio de fútbol Shenzhen Bay, al otro lado del puerto del núcleo financiero asiático que lleva más de dos meses sumido en protestas callejeras.
Medios estatales chinos informaron que había maniobras previstas de antemano y no relacionadas con los disturbios en Hong Kong, aunque llegaron poco después de que el gobierno central en Beijing dijera que las protestas empezaban a mostrar “señales de terrorismo”.

A medida que los enfrentamientos entre los manifestantes pro democracia y la policía en la ex colonia británica se han vuelto más violentas, las condenas de Beijing se han tornado más amenazantes con advertencias de que quien juegue con fuego “acabará quemado”.
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Se cree que quiere evitar el devastador efecto que podría tener una acción de esa clase sobre la reputación del territorio como un lugar seguro y estable para invertir, así como la impresión de que el Partido Comunista no ha logrado ganarse a los 7,3 millones de habitantes de la ciudad, 22 años después de que la ex colonia británica fuera entregada a China.
La brutal represión de China a las protestas pro democracia en la plaza Tiananmén de Beijing en 1989 provocaron que la economía del país quedara estancada durante dos años, ya que se convirtió en un paria internacional. Los efectos colaterales de una intervención similar en Hong Kong serían mucho más duros.
Hong Kong atraviesa su crisis política más grave desde su retrocesión a China en 1997, desencadenada por el rechazo a un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones hacia China.