Los líderes mundiales celebran la reunión anual 2019 de las potencias mundiales en Davos, Suiza, pero se extrañará mucho a Estados Unidos. Arne Sorensen, CEO de Marriott International, dijo: “Nos perciben como menos acogedores”, al estar ausentes de la reunión. Los lideres de Microsoft, Bill Gates y otros líderes empresariales estadounidenses se quejan de que Estados Unidos no estará en la mesa para influir en las decisiones que afectarán a la economía global. Debido al cierre del gobierno, la Casa Blanca canceló el viaje de Mike Pompeo, Steven Mnuchin y Chris Liddell, un asistente de Trump, y eso ha llevado a un aislamiento percibido de los Estados Unidos.
Cuando Trump hizo campaña en su plataforma para “hacer que América fuera grande otra vez”, deberíamos haber sabido que su política conduciría a nuestra retirada de la escena internacional. El eje de influencia se ha desplazado a Europa y China. Gran Bretaña y los Estados Unidos, dos países que gobernaron la economía mundial durante casi 70 años, han perdido sus roles de liderazgo. Y eso se ajusta a la agenda de Trump porque tiene una visión más estrecha de nuestro papel en el mundo, ha reducido nuestra presencia global, eliminándonos de la membresía en los acuerdos climáticos de París y la Asociación Transpacífica, transformando el TLCAN cambiando su nombre y debilitando nuestra apoyo de la OTAN. Ahora hemos quedado al margen de una discusión sobre los problemas más importantes que enfrenta el mundo, no tuvimos voz cuando los líderes mundiales hablaron sobre problemas y posibles soluciones.
En Davos, los participantes discutían la desigualdad de ingresos. La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Christa Friedland, parte de un panel, llevó el tema a los participantes y les dijo a los ricos y poderosos, cómo se debe pensar acerca de la desigualdad: “uno de los desafíos centrales de este mundo de la desigualdad de ingresos, donde hay una plutocracia, donde hay una súper élite, es para las personas a quienes les ha ido realmente bien, debido a la buena fortuna, por un accidente de nacimiento, y también porque han trabajado muy duro, y tuvieron una gran idea, esas personas todos ustedes, es esencial sentir una gran responsabilidad hacia toda la sociedad”. Eso sería anatema para la forma de pensar de Donald Trump, quien ve su papel como presidente como una forma de enriquecerse a sí mismo, a su familia, y sus amigos, mientras hace todo lo posible para permitir que Vladimir Putin continúe con su propia agenda global, destruyendo la democracia donde pueda.
Debido a que nunca tuvo que preocuparse por un cheque de pago que no puede entender, o no quiere creer, que los empleados federales necesitan sus cheques de pago. Y él no quiere aceptar la responsabilidad de haber causado un gran daño a nuestra economía y un daño irreparable a nuestra posición internacional. Eramos los primeros entre las naciones y un faro de paz y prosperidad. Ahora, las naciones reunidas en Davos nos verán indiferentes a las necesidades del mundo y solos a un lado. Ese no es el sueño americano.
Editorial