Actualmente, nueve estados de EE.UU. y el Distrito de Columbia permiten el uso recreativo de la marihuana entre los adultos, mientras que 31 estados la autorizan para fines médicos. Esta situación, de acuerdo al informe anual de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), a disparado el consumo de cannabis en el país.
Desde Viena se ha sabido que en parte de la redacción del documento que tiene pertinencia para los Estados Unidos, se evidencia que hay una vinculación entre el aumento del consumo y la liberalización de esa droga.
La Organización de Naciones Unidas ha dicho sobre este aspecto del consumo, que “si bien es demasiado pronto para evaluar el impacto final de la legislación que permite el uso no medicinal del cannabis en Canadá, Uruguay y algunos estados de Estados Unidos, algunas de las primeras tendencias son dignas de un estrecho seguimiento”.
Los paradigmas sociales y culturales en relación al cannabis han hecho que la percepción de la gente comience a verlo de manera benigna y a esta expectativa han colaborado la creciente industria y comercialización del producto desde su legalización.
En relación a los a Estados Unidos, el documento llama la atención sobre la aparente contradicción de que el volumen de marihuana incautado ha bajado al tiempo que ha aumentado el consumo, algo que relaciona a un eventual cambio en la política de las autoridades, de forma que la lucha contra esa droga sería ahora menos prioritaria.
El informe señala también que en los Estados de EE.UU. donde se legalizó el cannabis sigue existiendo un mercado ilegal, cuando precisamente la regulación pretendía acabar con él.