La tensión continúa en Sri Lanka, días después de la cadena de atentados que el Domingo de Pascua se cobró la vida de 253 personas. Al menos 16 cadáveres, entre ellos los de seis niños y tres mujeres, fueron encontrados el sábado en el lugar en el que la noche del 26 de abril se vivió un duro enfrentamiento entre soldados y presuntos islamistas radicales en la ciudad de Samanthurai (este).
Dos presuntos miembros del Estado Islámico también murieron abatidos por el Ejército después de un intercambio de disparos que se registró hace una semana en Kalmunai, una localidad cercana. El presidente Maithripala Sirisena confirmó que entre los restos de los terroristas suicidas estaban los del clérigo que fundó el grupo radical local Aunque National Tawheed Jamath (NTJ), al que se atribuyen los atentados.
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En Samanthurai las fuerzas de seguridad no ofrecieron detalles de la operación en la que incautaron un enorme alijo de explosivos y aprehendieron al menos a siete personas. Las imágenes difundidas por la Policía muestran al menos un chaleco bomba, explosivos, material para usar como metralla y un dron para la toma de imágenes.
También encontraron vestimentas y una bandera del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas). Es posible que sean las mismas que aparecen en el video con el que el ISIS se atribuyó los atentados del Domingo de Resurrección. En la grabación ocho personas, siete de ellas con la cara cubierta, prometen lealtad a Abubaker al Bagdadi, el líder de la organización yihadista.
En otra operación en la ciudad cercana de Kalmunai, también en el distrito de Ampara, el Ejército abatió a dos presuntos miembros del ISIS durante un tiroteo que se produjo cuando los soldados trataron de entrar en un edificio donde sospechaban que se encontraba un taller de fabricación de explosivos y bombas para atentados suicidas. Unos seis sospechosos que habían permanecido ocultos abrieron fuego contra los miembros de Ejército.
La Policía volvió a imponer un toque de queda en toda la isla entre las diez de la noche y las cuatro de la mañana. En la zona de las redadas, el toque de queda fue declarado hasta nuevo aviso.
En una rueda de prensa, el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, indicó que en los atentados perpetrados en tres hoteles de lujo y tres iglesias habían estado implicadas entre 130 y 140 personas, incluidos los nueve terroristas suicidas que hicieron explotar las bombas. Hay más de 70 detenidos, según recordó el jefe de Estado, que prometió que habrá más arrestos “próximamente”.
Sirisena confirmó lo que la Policía ya había venido apuntando los últimos días. Entre los restos de los terroristas suicidas encontraron los del clérigo extremista Mohamed Hashim Zahran, fundador de la organización radical local National Tawhid Jamat, poco conocida hasta ahora y a la que el Gobierno había atribuido la autoría de la matanza.
“Lo que los servicios de inteligencia me han dicho es que Zahran murió en el atentado contra el Shangri-La”, uno de los hoteles atacados, junto a Ilham Ibrahim, uno de los dos hijos de un acaudalado millonario que se suicidaron en el ataque. Zahran era el hombre que mostraba el rostro en el vídeo del ISIS.
El presidente anunció también la recuperación de una medida olvidada desde el fin de la guerra de treinta años entre el Ejército de Sri Lanka y los Tigres de Liberación de Tamil Eelam, guerrilleros de la minoría tamil que aspiraban a crear un Estado independiente en el norte de la isla. Según Sirisena, se llevarán a cabo registros “casa por casa” y se establecerán listas oficiales de residentes en cada vivienda.
Una prohibición en las redes sociales que se implementó después de los ataques, seguirá vigente debido a “una gran cantidad de información errónea compartida”, dijo este viernes el presidente Maithripala Sirisena.
Mientras tanto, las autoridades de Sri Lanka intentan eliminar las células “durmientes” que podrían iniciar otra ronda de ataques, dijo el primer ministro Ranil Wickremesinghe.
Las tensiones han puesto al borde a los habitantes de Sri Lanka. Las misas católicas de domingo han sido suspendidas “hasta nuevo aviso” anunció el arzobispo de Colombo, el cardenal Malcolm Ranjith. Dijo que la medida garantizará la seguridad de los fieles y que la iglesia “intentará introducir algunos servicios” una vez que se haya implementado una mejor seguridad.
El gobierno instó a los musulmanes a quedarse en casa para las oraciones del viernes, y muchas mezquitas fueron cerradas. Sin embargo, algunas mezquitas desafiaron la convocatoria, abriéndose para las oraciones del mediodía.
Tanto el cristianismo como el islam son religiones minoritarias en Sri Lanka, y cada una representa menos del 10% de la población total. La gran mayoría de los habitantes de Sri Lanka se identifican como budistas.