Hay muchos autores que especulan que la pobreza nació hablando inglés. Se dice con precisión que alumbró en la Bolsa de Valores de Nueva York un 29 de octubre de 1929 y se extendió por todo el mundo. La “gran depresión” dejó a todos mudos, portando en sus huesudos cuerpos carteles que rezaban: Wanted/ a decent/ JOB/ by a decente man/ age 37-family/ war veteran/ paying on Home.
Con este antecedente es difícil encontrar los cimientos de la aporofobia en los Estados Unidos. Es cuesta arriba ubicar con precisión como creció este trastorno emocional que ha llevado en tiempos actuales a manifestarse acompañado por una animadversión por quienes hablan español, más no por el idioma, sino por la apariencia de inmigrante, por la imagen que da el estar recién vestido para trabajar.
Sin embargo con mayor precisión se puede ubicar la génesis del movimiento “English Only”, una perspectiva de la vida del que olvido de dónde viene, que reniega de los fundadores y cree que la canción Ballad of Hollis Brown de Bob Dylan, es lírica, solo eso.
Nada de español
Con solo sentir las “eñes” y las “zetas” labidentadas hay muchos que arman un lío en un café de Nueva York y amenazan a los hispano hablantes con “echarles al ICE” para que los deporten de inmediato. Estamos en tiempos de “English Only”, una fase del renovado nacionalismo estadounidense que olvida que Estados Unidos no tiene idioma oficial.
De acuerdo a Heidi Beirich, investigadora del Southern Poverty Law Center (Centro Legal de Pobreza Sureña, SPLC por sus siglas en inglés), “estas reacciones contra la gente que habla español probablemente no sean nuevas”.
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Además es preciso recordar que las reacciones abyectas no están dirigidas a turistas que van hablando holandés, francés o italiano, por ejemplo, se suelen dirigir contra gentes que hablan español y que, por la labor que desempeñan o simplemente por su apariencia física, son encasilladas como inmigrantes.
En este trabajo estamos navegando sobre el mar de datos que ha conseguido la periodista Beatriz Díez, una comunicadora social radicada en Miami y que labora para BBC Mundo y quien ha encontrado que existe un movimiento que quiere limitar la presencia del español en los Estados Unidos.
Grupos de odio y el idioma
Es imposible desvanecer de la escena las palabras de Donald Trump en 2015 quien regaño a su correligionario Jeb Bush por hablar en español en la campaña. “Este es un país en el que hablamos inglés. ¡Hay que hablar inglés!”, repitió Donald Trump.
De acuerdo al Southern Poverty Law Center, se califica como grupos de odio a varias organizaciones a las que considera antiinmigrantes, como la Federación para la Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR), el Centro de Estudios de Inmigración (CIS) y ProEnglish, que tiene como uno de sus objetivos que el inglés sea designado idioma oficial de EE.UU.
Todas ellas fueron creadas en las últimas décadas por John Tanton, un nacionalista blanco estadounidense que falleció en julio de este año.
Tanton fundó en total unas 12 organizaciones antiinmigrantes, seis de las cuales han sido designadas grupos de odio por el SPLC.