Unidades del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá localizaron un campamento en plena selva de Darién, frontera natural con Colombia, en el que se vendían de manera ilegal víveres y servicios a migrantes irregulares que cruzan esa peligrosa jungla en su travesía hacia Norteamérica.
El hallazgo del campamento clandestino, con más de 55 toldos ubicados en la ribera de un río en una comunidad de la comarca indígena Emberá en Darién, ocurrió en el marco de la operación “Arcángel Miguel” en la que participaron unos 150 agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
En el lugar estaba habilitado para acampar, comer, disponía de botes, plantas eléctricas, neveras y de sofisticada tecnología para acceso a internet, según constataron periodistas que recorrieron la zona con las autoridades panameñas.
En la operación que fue llevada a cabo por el Ministerio Público y el Ministerio de Ambiente, se decomisaron “siete antenas satelitales Starlink, tecnología que se presume era utilizada para facilitar actividades ilícitas en la región”, informó el Senafront mediante un comunicado.
Las autoridades indicaron que este campamento “es producto de la explotación de las economías ilícitas circulares que lucran del sufrimiento y desesperación de los migrantes que son guiados por coyotes hasta este punto desde las costas del caribe”.
Refieren también que en estos lugares proliferan “actividades delincuenciales conexas como prostitución, venta de drogas y extorsión, promovidas y en vinculación con grupos criminales como el Clan del Golfo” de Colombia.
La migración irregular por la selva fronteriza está controlada por el grupo criminal colombiano de acuerdo con las autoridades de Colombia y Panamá.
“Este tipo de actividades es la réplica de lo que hace el Clan del Golfo en Colombia. En estos campamentos la economía ilegal se presta para que ellos pongan los precios, las actividades, lo que van a hacer (los migrantes), cuándo se mueven y cuándo no; es lo que vemos aquí y para eso nosotros estamos aquí” dijo a los periodistas el director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), Jorge Gobea.
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El funcionario recordó que hace poco más de un mes fueron localizados 30 de estos “campamentos improvisados” en otra zona indígena de Darién, los cuales “fueron destruidos en ese momento”.
Los migrantes que entran a esta selva se enfrentan a asaltos y violaciones así como a los rigores propios del entorno, como animales salvajes y crecida de ríos. Al llegar a la provincia de Panamá, los migrantes son atendidos en estaciones migratorias donde reciben atención sanitaria y alimentación, y se les toman datos biométricos, lo que permite a las autoridades llevar una estadística de los cruces y detectar criminales.