El romance no es algo exclusivo de los seres humanos. De hecho, en el reino animal, hay formas más efusivas de amor basadas en el instinto. Pero la idea de monogamia está presente en algunas parejas de animales, un ideal que persiguen muchos seres humanos.
La monogamia tal como la conocemos es más común en las aves que en los mamíferos. Entre las aves más monógamas se encuentran los pingüinos, grullas, palomas, loros, cisnes, gansos, palomas y albatros.
Los expertos estiman que sólo el 5% de todas las especies de mamíferos (excluyendo a los humanos) son monógamos, en comparación con casi el 90% de todas las especies de aves, según un estudio publicado en World Wild Life
¿Cómo coquetean y viven en pareja?
Las aves son los seductores más famosos en el reino animal y de ellas, las que suelen llevarse el premio mayor son los pavos reales, las aves de emparrado, y las aves del paraíso. Pero entre todos, el ganador es el macho de gran Argus, un tipo de faisán que hace la exhibición más extraordinaria de todas. Para cautivar a las hembras, el gran Argus realiza una danza impresionante, durante la cual despliega sus largas plumas con marcas circulares.
El cóndor, una de las aves más grandes de América, cuando alcanza su madurez busca pareja. Hasta los 6 años vive con sus padres.
Ahora bien, los delfines, tan cerca de los humanos, no solo mantiene relaciones sexuales por placer, los nariz de botella también realzan su encanto formando «alianzas cooperativas». Los machos nadan y rompen la superficie del agua de manera altamente sincronizada, e incluso dan saltos en lo que podría ser un esfuerzo para impresionar a las hembras. Y si no lo consiguen, tienen otros trucos escondidos en sus espiráculos, según investigadores de la Universidad de Florida del Norte.
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Otros animales que son gran símbolo de romance son los pingüinos, ya que pasan juntos toda su vida y crían juntos a sus bebés. Los castores viven en familia. Las parejas suelen tener entre 5 o 6 crías con las que realizan sus obras de ingeniería, lo mismo sucede con el chacal pues tiene una pareja para toda la vida con la que caza y cría a sus cachorros.
En el caso de los gibones, así como los orangutanes y los gorilas, son simios antropoides, los primates que más se parecen a los humanos física y conductualmente. Los gibones macho y hembra se consideran monógamos. Se unen para toda la vida y forman una familia que permanece unida hasta que la descendencia crece y se va de casa. El vínculo entre la pareja se ve reforzado por las horas que pasan acicalándose.
De una manera muy similar a los humanos, los lobos forman núcleos familiares para cuidar a sus pequeños. Una pareja de lobos permanece junta para siempre, y cuida a sus pequeños hasta que son lo suficientemente grandes como para cuidarse solos y formar su propia familia.