Dubái abrió sus puertas a los turistas que huyen de los confinamientos impuestos en el mundo contra la pandemia de coronavirus.
Pese al aumento significativo de contagios, la nación árabe no tiene cuarentena ni toque de queda. Mientras que otros destinos turísticos aplican restricciones para controlar la crisis sanitaria, el emirato del Golfo abre sus bares y rascacielos.
Desde el comienzo de la crisis, las autoridades de Dubái se jactan de haber controlado la pandemia, gracias a las nuevas tecnologías y a elevadas multas para disuadir a las personas de no llevar la mascarilla. En los lugares públicos también se impone el distanciamiento físico.
A su llegada, los turistas deben presentar una prueba PCR negativa reciente y/o someterse a una en el aeropuerto de Dubái.
No hay estadísticas específicas sobre las infecciones en Dubái que, con su alrededor de 2,9 millones de habitantes, es uno de los siete principados que forman los Emiratos Árabes Unidos.
A escala nacional, el número diario de contagios, unos 3.400, casi se ha duplicado desde el 1 de enero.
En total, el país, que ha emprendido una campaña de vacunación, ha registrado oficialmente más de 253.000 casos, de los cuales 745 mortales, para una población de unos 10 millones de habitantes.
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El turismo es uno de los pilares de la economía de Dubái, que recibió a 16 millones de visitantes en 2019 y, antes de la pandemia, apostaba por alcanzar los 20 millones en 2020.
Dubái, pobre en petróleo, pero con la economía más diversificada del Golfo, reabrió sus puertas a los turistas en julio pasado, después de un período de confinamiento estricto.
Entre tanto, la aerolínea de Dubái, Emirates, la más importante de Oriente Medio, ha reanudado gran parte de sus enlaces en todo el mundo. El aeropuerto de Dubái recibió, según estadísticas oficiales, medio millón de viajeros durante la primera semana de enero.