En Nicaragua el aumento de la crisis política, social y económica ha hecho que también se incremente el número de ciudadanos que huyeron de ese país centroamericano rumbo a Estados Unidos.
Cuando el régimen sandinista comenzó a arrestar a líderes opositores antes de las elecciones del venidero noviembre, muchos decidieron abandonar Nicaragua, entre ellos Ángel Rocha, un exalumno de Ciencias Políticas de la Universidad Politécnica de Managua quien estaba en la mira del régimen de Daniel Ortega desde las protestas antigubernamentales de abril de 2018.
Rocha acaba de empezar una nueva vida en Miami, y aunque no era lo que deseaba, es más segura que la que dejó en su tierra natal, refiere una reseña de la AFP.
“Pensé: soy joven y estoy en un país que va hacia un rumbo de violencia, crisis humanitaria, desempleo e inestabilidad”, recuerda mientras se encuentra alojado con un paisano amigo.
Entre enero y agosto de 2021, las autoridades estadounidenses interceptaron en su frontera sur a unos 41.500 nicaragüenses que intentaban entrar de forma ilegal al país. En el mismo periodo en 2020 la cifra había sido de unos 1.100 migrantes.
Este éxodo, el más importante de las últimas décadas entre Nicaragua y Estados Unidos, alcanzó su máximo en julio pasado cuando se registraron 13.456 migrantes, una cifra que casi duplicó la de mayo.
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“Están viniendo muchachos, estudiantes. Muchos de ellos participaron en las protestas de 2018”, explica Anita Wells, miembro de la Alianza Nicaragüense-Estadounidense por los Derechos Humanos, que ayuda a los migrantes del país centroamericano en sus trámites, reporta la AFP.
Según ella, la represión hacia los opositores es la principal causa de esa ola migratoria desde Nicaragua, un país de 6,5 millones de habitantes.
Pero también entran en juego una crisis económica pues el país va por su cuarto año consecutivo de recesión, sumada a un repunte de la pandemia de COVID-19 denunciado en Nicaragua por la red de médicos independientes del Observatorio Ciudadano.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y su promesa de una política migratoria “más humana” contribuyó, además, a esas migraciones, asegura.