La capital francesa es conocida como la “ciudad del amor y la luz”, un destino escogido por millones de parejas en todo el mundo para darse una escapada romántica, paseando por el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos o subir a su icónica Torre Eiffel. También, es un lugar por excelencia para vivir una luna de miel de película.
Pero te has preguntado ¿qué pasa cuando el viaje a París incluye a los más pequeños de la casa? A menudo se acusa a las ciudades de ser poco generosas con los niños. Pero esta afirmación no sirve para París, pues la oferta cultural pensada para niños y no tan niños es tan extensa que se le considera una de las ciudades más kid friendly de Europa.
Aquí te traemos algunas recomendaciones que hace Lonely Planet para disfrutar tu estadía parisina con toda la famila.
Le Musée en Herbe
Es un proyecto diferenciador. Un museo “para niños de 3 a 103 años”. Este paraíso cultural fue ideado en 1975 por Sylvie Girardet, Anne Tardy y Claire Merleau-Ponty para que los niños de entonces y de hoy descubrieran las ciencias y las artes.
En su concepción planea el viejo sueño de hacer el arte accesible a todas las edades. Por supuesto, está abierto a talleres que estimulan el impulso creativo. Situado junto al Louvre, es una visita ineludible para participar del aspecto lúdico de las artes plásticas entre los colores de Keith Haring, Matisse, Warhol o Niki de Saint Phalle con el objetivo de despertar curiosidades y sensibilidades.
Pompidou, arte en familia
Este sensacional edificio de los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano revolucionó la arquitectura contemporánea en París. Desde su concepción, no deja de parecer una broma arquitectónica de colores y quizá por eso atrae tanto a los niños.
En la programación de este icónico motor cultural está la Galerie des Enfants, un espacio expositivo abierto a distintas disciplinas artísticas (música, arte, cine…) en el que se ofrece a los pequeños un acercamiento a la creación, la observación y la experimentación a través de muestras interactivas y numerosos talleres lúdicos. Nunca se vio tanta creación en familia ni tantos padres felizmente arrodillados.
La cafetería de los niños
El Cafézoïde es ya una institución en la ciudad. Un pionero café que tiene como filosofía el artículo 31 de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño: “Los Estados respetarán y favorecerán el derecho de los niños de participar plenamente de la vida cultural y artística y fomentarán la organización del ocio y actividades recreativas en condiciones de igualdad”.
La idea original la tuvo una niña de 12 años que deseaba un lugar en el que encontrarse con niños de su edad y poder llevar a su hermano pequeño, del que se hacía cargo por las tardes. Abrió en 2002 y a partir de él surgieron todos los demás cafés para niños. Inconfundible su colorida barra con trencadís y adorado también por sus buenos precios.
Platos a medida en Super Café
Es uno de los cafés-restaurantes kid friendly y ecológicos de moda entre los padres jóvenes. Lugar adecuado para comer, pues los platos están adaptados en medidas y precios y sobra espacio, no hay que estar pendiente de todas las esquinas de todas las mesas y no hay problema para estacionar el carrito. La sala dedicada a los niños es sobradamente amplia y viene equipada con libros, juegos y con lo que casi nunca cabe en casa: cabañas de madera.
El parque de Batignolles
Es un auténtico parque urbano que responde a las necesidades de todas las edades: niños (hay espacio de sobra para correr, ir en bicicleta o para deslizarse en tobogán), adolescentes (hay skate park, canchas deportivas), runners, grupos de taichí o adultos cansados que hallan reposo en un césped impecable (con estupendas hamacas) y que son actores y espectadores al mismo tiempo. Por supuesto, siempre hay alguien haciendo pícnic, esa costumbre tan idolatrada por el parisiense.