El hogar para ancianos “Shady Oaks Assisted Living” de Conneticut tuvo una historia para contar. Su propietario preocupado por la mortalidad en el grupo los boomers, decidió alquilar casas móviles para albergar a su personal y así gerenciar mejor la cuarentena dentro de las instalaciones geriátricas.
La nota es un contraste positivo, porque ante la luctuoso situación del resto de Connecticut, donde se han producido 1.627 muertes en 219 instalaciones de ancianos, aproximadamente el 55 % de las muertes totales de ese estado, en el centro de cuidados que está bajo la responsabilidad de Tyson Belanger las cosas son diferentes.
La historia fue abordada por la emisora estadounidense WBUR, que divulgó la original idea que un asilo había organizado para proteger a sus internos de la COVID-19. Todos pueden ver aparcadas en las inmediaciones del lugar varias autocaravanas que decidió alquilar el propietario de “Shady Oaks Assisted Living”para alojar a sus empleados y pudo mantener en cuarentena a residentes y trabajadores.
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Tyson Belanger, responsable de una residencia de mayores en Bristol, en el estado de Connecticut, ha logrado mantener a los ancianos lejos del coronavirus durante más de dos meses. De acuerdo a la nota de prensa a mediados de marzo, Tyson se percató de que el virus, que ya hacía estragos en la costa este de EE.UU., presentaría un desafío para su centro de atención a mayores, un negocio familiar abierto hace más de cuarenta años.
El relato en el medio indica que el propietario decidió “adoptar un enfoque creativo” ofreciendo a su personal bonificaciones durante dos meses para mudarse a caravanas que alquiló y colocó en las inmediaciones del centro. Así, el personal y los pacientes permanecerían en cuarentena sin salir del recinto.
Belanger explicó a la emisora que tenía que actuar rápidamente una vez que vio la “pesadilla” que se desarrollaba en otros centros de mayores cercanos, por lo que inicialmente decidió cancelar todas las visitas externas, una decisión que describió como “desgarradora”.
Posteriormente, estableció un punto de control para detectar a todos los miembros del personal con posible coronavirus antes de que se presentaran a trabajar. Sin embargo, eso se volvió difícil, a medida que se disponía de más información sobre casos asintomáticos, dijo.
Ese fue el momento en que se dio cuenta de que tenía que repensar su plan, explicó.
“Shady Oaks Assisted Living” tiene ahora caravanas alineadas en el aparcamiento. El centro, que normalmente cuenta con 48 empleados, se redujo a 17 personas que trabajan de 60 a 80 horas a la semana, explicó.
Pedirle a su personal que trabaje horas agotadoras lejos de casa y de sus seres queridos durante dos meses no es poca cosa, según Belanger, pero añadió que el centro “se siente bien” con su decisión de crear una “burbuja” contra la pandemia.
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“Sentimos que realmente hemos marcado la diferencia. Y en nuestra ciudad natal, cuatro de cada cinco hogares de ancianos tienen COVID-19, y uno de ellos tiene más de 28 muertes”, subrayó. “Y sabemos que tomamos la decisión correcta para nuestro hogar, para nuestros residentes y para nuestros cuidadores”.
Estados Unidos es actualmente el país más castigado por la pandemia del coronavirus surgido en China, con más de 1,6 millones de infectados y casi 98.000 muertos, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.