El legado arquitectónico de Miami Beach enfrenta una de sus horas más oscuras que amenaza con volver escombros históricas construcciones y muchos años de un innegable atractivo turístico.
Para la ciudad del condado de Miami-Dade lo paradójico es que la metrópoli se distinguió por ser un fortín en la conservación de edificaciones históricas. De pronto una ola de urbanizadores y multimillonarios han puesto en la mira a emblemáticas residencias que fueron un tesoro para demolerlas y transformarlas en otras más rentables.
Las autoridades de Miami Beach recibieron 34 solicitudes de derribo en 2021, frente a 13 en 2020, informó el medio local El Nuevo Herald. A los constructores poco les importa cuán histórica, distinguida o sagrada sea la vivienda. La ciudad tampoco dispone de recursos legales para detener a los martillos hidráulicos y las cizallas.
Thoma Bravo, cofundador y socio gerente de la empresa de capital privado que lleva su nombre, pagó 40 millones de dólares por la mansión mediterránea propiedad del baterista y cantante Phil Collins. Después solicitó su derribo. Será convertida en una estructura de cristal y acero.
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También una pareja de acaudalados neoyorquinos adquirió dos viviendas en Sunset Islands por 44.5 millones de dólares. El matrimonio obtuvo el permiso para destruir ambas casas. Una de ellas, según los conservacionistas, es uno de los monumentos residenciales de la ciudad. Se trata de una finca mediterránea diseñada por el famoso arquitecto Carlos Schoeppl para el magnate William Fisher.
Con permiso de demolición
El pasado mes de diciembre la Junta de Revisión del Diseño de Miami Beach otorgó un permiso para demoler una casa que data de 1925. Planean convertirla en una megavilla. Sin embargo, el caso que más entristece es la morada del gánster Al Capone.
La vieja casona que durante años atrajo a miles de turistas, fue adquirida por 10.7 millones de dólares para derribarla, pero ante una serie de protestas sus nuevos dueños decidieron venderla. Por ahora se desconoce el futuro de lo que fue el escondite veraniego del mafioso. En noviembre pasado propusieron designar la casa de Capone como un monumento protegido para evitar que la echen al piso.
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Los conservacionistas de Miami Beach consideran que la falta de normas y de voluntad política permite que verdaderas joyas arquitectónicas sean convertidas en polvo. Cientos de vecinos proponen que la ciudad promulgue reformas que les otorguen herramientas legales a los funcionarios para detener las demoliciones de casas emblemáticas e históricas.
Ausencia de voluntad política
Por otra parte, los tribunales suelen sentenciar que los gobiernos locales tienen autoridad para ordenar la preservación de propiedades privadas históricas en razón de sus poderes de zonificación.
“Nos enfrentamos a una gran crisis”, comentó Jack Finglass, arquitecto y presidente de la Junta de Preservación de Miami Beach. Considera además que la falta de voluntad política entre los comisionados y a la presión de las grandes cantidades de dinero que inundan la ciudad.
“Francamente, la codicia se ha apoderado por completo de esta parte del mundo. Es literalmente un ambiente de locura aquí. No quedará nada”, señaló el preocupado conservacionista de Miami-Beach.