Hay tradiciones que aunque estén fuera de norma son difíciles de dejar ir. En este verano nada como un transgresor baño de agua de hidrante en Philly para el calor. Esta práctica ha sido habitual en Filadelfia desde que muchos residentes recuerdan. No obstante un reportaje de Michaela Winberg nos recordó que la acción fue prohibida.
Abrir los hidrantes para mitigar las altas temperaturas es una característica de las metrópolis de los Estados Unidos. Como imagen ha sido secuencia en filmes hollywoodenses de todas las épocas. Sin embargo en 2008 la ciudad estableció una nueva política. Restringió el uso de los hidrantes al personal de la ciudad y a los contratistas aprobados.
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De manera “interesante” en medio de un verano que será aturdidor, una cuarta parte de las piscinas públicas están cerradas. La pandemia ha hecho desaparecer a la mano de obra y no hay socorristas certificados para laborar en las albercas.
Esta falta de recursos humanos impacta en los barrios de bajos ingresos. Carecen de recursos de refrigeración. Las piletas suelen ser una opción accesible de combatir el calor. Sin embargo a falta de ellas los hidrantes han sido abiertos sin importar la transgresión.
El agua de hidrante en Philly
En un pasado reciente solo bastaba solicitar un permiso. Te dirigías al Departamento de Bomberos y la felicidad inundaba la calle. El agua de hidrante en Philly ha sido sinónimo de unidad comunal. Los hombres de azul en el pasado hasta instalaban un accesorio para rociar.
No obstante el uso recreativo del agua de las tomas de bomberos comenzó a tener problemas éticos. El desperdicio del recurso, el uso de mano de obra y los riesgos a la salud trajeron la prohibición.
No obstante es evidente que de todos modos, mucha gente sigue abriendo las bocas de incendio. Según datos recolectados por Billy Penn Philly ha echado atrás en el tiempo. En junio de 2021, el Departamento de Aguas registró más de 175 solicitudes de cierre de bocas de riego. El dato lo confirmó la portavoz de la ciudad, Sarah Peterson. Algunas de ellas podrían haber sido por fugas regulares. En promedio son alrededor de seis solicitudes de cierre por día. Es una tasa 5% más alta que hace cuatro años.
Hay lesiones que se olvidan
En medio de la algarabía “cosas pasan”. Las fiestas frente a los hidrantes pueden traer consigo lesiones para las personas. Es una información cierta, pero olvidar un día de calor hace dejar atrás una raspadura.
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Winberg accedió a un estudio de Pediatría de 1991. El documento reveló la suma de 86 niños que se lesionaron jugando con bocas de incendio. Todos vivían en un entorno urbano. El 97% de ellos eran niños de color. La lesión más común era la de pies raspados por pisar cristales rotos. “Las lesiones se produjeron en días de verano extremadamente calurosos”. Ocurrieron en barrios “con pocos medios alternativos para mantenerse frescos”.