“Yo también los quiero”. Esas fueron las últimas palabras que escuchó pronunciar de su padre George Bush hijo, quien en la Catedral de Washington se dirigió a la audiencia durante el elogio fúnebre en honor al patriarca George H.W. Bush.
Una estirpe familiar que dio dos presidentes a los Estados Unidos, reunió las fuerzas de los familiares y amigos para afrontar el triste último adiós público a su padre.
Dirigentes y miembros de la realeza de distintas partes del mundo, como la canciller alemana, Angela Merkel, el rey Abdalá II de Jordania o el príncipe Carlos de Inglaterra, acudieron hoy al funeral de Estado de George H. W. Bush (1989-1993), que se celebra en la Catedral Nacional de Washington.
Frente al púlpito del templo, con un aforo reposado, las palabras del primogénito trataban de mantener un sosiego emocional en medio del pesar.
Bush 43 dijo a los presentes que “el viernes pasado, cuando me dijeron que le quedaban minutos de vida, le telefoneé y él mismo contestó la llamada. Le dije, ‘papá, te quiero’. Sus últimas palabras en este mundo fueron: ‘yo también los quiero”.
Bush hijo coloreó la personalidad de su padre como la de un hombre optimista y afable. Destacó que lo que más le gustaba era reírse, “sobre todo de sí mismo”.
La conmovedora escena bajo la cúpula de la Catedral de Washington construyó un momento emotivo donde las palabras y el llanto muchas veces se cedía el paso como una cortesía para ver cuál salía primero.
El orgulloso hijo resaltó el servicio que su padre prestó a la nación como presidente del país, un cargo que, afirmó, ejerció como “un caballero” y “con dignidad y honor”. “Me enseñó lo que significa ser un presidente”, afirmó.
“En la victoria, compartía el mérito. Cuando perdía, cargaba con la culpa. Aceptaba que el fracaso es parte de una vida plena”, dijo Bush.
Bush también tuvo tiempo para bromear sobre los años que pasó su progenitor alejado de la primera línea política y consideró que había logrado alcanzar uno de sus objetivos: “Morir joven, tan tarde como sea posible”.
Entre las diversas anécdotas a las que hizo alusión, consiguió arrancar una sonrisa de los asistentes cuando narró la alegría que se llevó su padre cuando, ya con 90 años cumplidos, un amigo suyo logró “colar” una botella de vodka cuando fue a visitarle al hospital.
“Valoraba más el carácter que el pedigrí y buscaba el bien en los demás; y generalmente lo encontraba. Para nosotros, era el punto más brillante entre mil”, concluyó, parafraseando a su padre.
Asistentes al funeral
Entre muchos de los asistentes a las exequias de George H.W. Bush se puede denotar la presencia de la realeza como el exemir de Catar Hamad bin Jalifa al Zani, padre del actual emir, y el príncipe de Baréin Abdalá bin Hamad al Jalifa.
También en este último adión institucional está el presidente polaco, Andrzej Duda, y los exmandatarios de Polonia, Lech Walesa; de México, Carlos Salinas; de Portugal, Aníbal Cavaco Silva; y de Estonia, Toomas Hendrik Ilves; así como los ex primeros ministros del Reino Unido, John Major; de Kuwait, Naser al Mohamed al Ahmed al Sabah; y de Japón, Yasuo Fukuda.
En la Catedral Nacional de Washington también se han dado cita el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera dama, Melania, así como los cuatro exmandatarios vivos del país junto a sus cónyuges, Barack Obama (2009-2017) y su esposa Michelle; Bill Clinton (1993-2001) y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton; y Jimmy Carter (1977-1981) con Rosalynn Carter.
Después de las exequias, el féretro del expresidente será trasladado a Texas de nuevo, para recibir el jueves un último adiós por parte de su familia.
Los restos de George H. W. Bush descansarán, junto “al amor de su vida”, como definía siempre a su esposa Barbara Bush, en la Biblioteca Bush situada en la localidad de College Station (Texas), 160 kilómetros de distancia de Houston.