El equipo de campaña de Elizabeth Warren se lo veía venir. Sus correligionarios en este último debate en Westerville (Ohio) irían por ella. Atrás quedaron las lisonjas y las “consideraciones” de Joe Biden y Bernie Sander mostradas en el penúltimo cruce de ideas. En esta oportunidad toda la artillería de los aspirantes progresistas a optar por la Casa Blanca se enfiló en su contra. Los resultados: Warren luce como la favorita.
Antes del evento para una elección por primarias llevado a cabo anoche en la Universidad de Otterbein, en Westerville, Ohio, las encuestas ya hacían énfasis en la pérdida de terreno de Joe Biden y en muchas la candidata y senadora senior de los Estados Unidos por Massachusetts se desprendía del añejo vicepresidente de la Administración Obama.
No fue asunto de meta discursos, ni retórica cruzada, ni de lenguaje gestual, sus correligionarios en el escenario de Otterbein la presionaron a sabiendas que era la persona a la que había que despojar de energía y en eso estuvieron de acuerdo todas las oficinas de campaña de sus correligionarios.
Además se es favorito cuando a través de un programa de televisión no dudas en enviar una lluvia de ataques donde la dama por Massachusetts fue el blanco, mientras el otrora líder de la competencia, Joe Biden, se cuidó toda la noche de tratar de sacar de la línea narrativa el tema de los negocios de su hijo en Ucrania.
Frente a las cámaras
Elizabeth Warren lució, se mostró y consolidó como la favorita en las primarias a las Presidenciales 2020, y con cada ataque que recibió de varios de sus contrincantes se confirmó el ascenso de la senadora al liderazgo de la contienda, un rango que, al menos por ahora, comparte con Biden, que sigue ligeramente por delante en el promedio de sondeos nacionales.
La noche estuvo marcada por los tonos desafiantes de la senadora Kamala Harris y el exsecretario de Vivienda Julián Castro, quienes buscaban sin miramientos torpedear los centros programáticos del hipotético gobierno de Elizabeth Warren y más aún, de su visión de estado y administración.
“Me deja de piedra la idea de que alguien piense que soy punitiva”, respondió una desconcertada Warren después de que el excongresista Beto O’Rourke le dedicara ese calificativo por su plan para tasar la riqueza de los más adinerados en el país.
Joe Biden a la ofensiva
Para el aludido vicepresidente de Obama, hoy día muy mentado en medio del escándalo del impeachment contra Donald Trump, la ocasión de atacar a Warren fue ineludible.
Después de que Biden proclamara que él era “el único en este escenario que ha conseguido algo grande” en su carrera, Warren recordó que ella ideó e impulsó la creación de la Oficina de Protección al Consumidor (CFPB) para aumentar la regulación financiera tras la crisis de 2008.
Biden trató entonces de anotarse algo del mérito al asegurar que “consiguió votos” en el Congreso para la propuesta de Warren, y la senadora respondió con un sutil pero claro desacuerdo.
“Estoy profundamente agradecida al presidente Barack Obama, que luchó para asegurarse de que se creaba la agencia” y “a veces tuvo que luchar contra gente en su propio Gobierno” para ello, replicó Warren, sin aclarar si se refería a Biden.
Unidos en el impeachment
Un aspecto de tenor correligionario sí quedó claro para todos dentro del evento. El debate fue un punto de consenso que contó con el respaldo de todos los aspirantes a la apertura en la Cámara Baja de una investigación previa a un juicio político contra Trump.
Ese proceso tiene que ver con las presiones de Trump a los líderes de Ucrania para que investigaran a Biden, pero el exvicepresidente consiguió dejar el tema fuera de la agenda.
“Mi hijo no hizo nada mal, yo no hice nada mal”, subrayó Biden, quien defendió el “buen juicio” de su hijo Hunter horas después de que éste reconociera que sus negocios en Ucrania mientras su padre era vicepresidente “dieron pie” a una campaña para desacreditar a su progenitor por parte de Trump y sus allegados.
Una conclusión
Warren fue agresiva al defenderse de sus críticos, argumentando que los demócratas deberían aspirar a lograr un cambio político y económico radical en lugar de resignarse a ajustes políticos más graduales.
Su actuación también demostró que, incluso con su nuevo estatus de favorita, es capaz de defenderse de las críticas agresivas.
“Creo que como demócratas vamos a tener éxito cuando soñamos en grande y luchamos duro, no cuando soñamos en pequeño y renunciamos antes de empezar”, dijo Warren.
También es un hecho de peso que recaudó una de las sumas más importantes de dinero en efectivo para la campaña en el tercer trimestre del año: aproximadamente 25,6 millones de dólares. Sólo otro candidato, Sanders, consiguió más dinero en los últimos tres meses.
Asimismo el aluvión de ataques refleja el estatus de alto nivel de Warren en la contienda de las primarias demócratas. En las últimas semanas ha ido subiendo a lo más alto de las encuestas, en algunos casos incluso superando al ex vicepresidente Joe Biden, el favorito desde hace mucho tiempo.