El presidente Donald Trump ha resentido el golpe de la pandemia del coronavirus en su nación tras decir que su impacto ha sido más letal que el ataque terrorista del 11-S. Los decesos adjudicados a la COVID-19 han causado más bajas estadounidenses que las ocasionadas en la guerra de Vietnam.
Frente a este aciago estado de las cosas el Jefe de Estado de la nación más poderosa del mundo echó un paso atrás en relación a su anunciada decisión de desmantelar la sala de crisis que la Casa Blanca estructuró para atender a la pandemia y la mantendrá en la pelea hasta que se logre una reapertura económica del país.
El presidente de los Estados Unidos ha tenido que escuchar de sus propios asesores pensamientos encontrados. Su tesis en torno al diseño en laboratorio del Sars-Cov-2 fue desestimado por el científico Anthony Faucy, el modelo predictivo que la Deborah Birx usó podría estar más cerca de la verdad que las “corazonadas” del neoyorquino y las restricciones al contacto social son mucho más efectivas que la carrera por obtener una vacuna.
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Sin embargo el norte de sus actos sigue guiado por el influjo magnético de la reelección presidencial, al punto que la Coronavirus Task Force tendrá como nuevo objetivo central encontrar las mejores vías para la reapertura económica de la nación.
Un día diferente
De acuerdo al relato del propio Donald Trump el 5 de mayo fue un día distinto. El mandatario reconoció que el martes recibió algunas llamadas aconsejándole que no disolviera su sala de crisis, creada en enero para hacer frente al coronavirus y compuesta por una mezcla de expertos en salud y jefes de distintas agencias del Gobierno.
Trump cedió así a la polémica que generó la revelación este martes de que planeaba eliminar su grupo de trabajo, en un momento en que el COVID-19 sigue expandiéndose en EE.UU. y el número de muertes aún podría duplicarse en los próximos tres meses hasta superar las 134.000, según cálculos de la Universidad de Washington.
“El grupo de trabajo continuará indefinidamente, concentrado en la seguridad y en reabrir nuestro país de nuevo. Podemos añadir o retirar gente, según sea apropiado”, escribió Trump, quien agregó que el equipo también se centrará mucho en “las vacunas y los tratamientos terapéuticos”.
La economía primero
De acuerdo a datos manejados por la prensa nacional, el presidente explicó que la semana que viene añadirá “dos o tres miembros” al grupo, sin especificar si también retirará a algunos de los integrantes actuales, y subrayó que “llegará un momento en el que ya no hará falta” esa sala de crisis.
Los analistas frente a las declaraciones del Presidente ven en paralelo un movimiento ambivalente, debido a que su afirmación en relación a que el grupo de trabajo se enfocará a partir de ahora sobre todo en la “reapertura” del país, deja entrever un probable cambio de prioridades en la labor de ese equipo, cuyo énfasis puede estar ahora más vinculado a la reactivación económica que a la contención de la enfermedad.
Este martes, Trump explicó que “probablemente” sustituiría el actual grupo de trabajo con otro equipo centrado “en la seguridad y la reapertura”, y es posible que su marcha atrás en los planes para disolver el grupo escondan una voluntad de mantenerlo activo con el mismo nombre, pero cambiar sus miembros y funciones.
No confía en los números
Un Presidente que tenga una pandemia en una mano y en la otra la reelección, debe estar sometido a un estrés extraordinario.
La enorme cifra de decesos que ha generado la pandemia en los Estados Unidos no solo supera con creces la de los 2 mil 400 estadounidenses muertos en el ataque japonés a Pearl Harbor en (Hawái) en 1941 o las 2 mil 996 víctimas de los atentados del 11-S, sino que la semana pasada dejó atrás el umbral de 58 mil 220 fallecidos durante casi dos décadas de la guerra de Vietnam (1959-1975).
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Ese rotundo número ha empezado a incomodar a Trump, quien, según el diario digital Axios, se ha quejado a su equipo sobre la forma en la que se calculan las muertes por coronavirus y opina que el número real podría ser inferior, a pesar de que muchos expertos creen que es al contrario y que hay fallecimientos que no se están contando.
Una fuente oficial citada por Axios indicó que es probable que Trump comience a cuestionar en público la cifra de muertes en cuanto se acerque a su predicción del número de fallecimientos máximos durante la pandemia -unos 100.000- y amenace con dañarle políticamente, teniendo en cuenta que hay elecciones en noviembre.