El nombre del doctor Rick Bright ha vuelto a aparecer, pero esta vez con una denuncia interpuesta contra la Administración Trump, en la que expone que desde enero a febrero de 2020 fue ignorado, excluido y finalmente despedido, por alertar sobre la inminencia de una pandemia y la necesidad que tenía la nación de invertir el EPP y el desarrollo de tratamientos.
Para quien dirigía la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico todo está claro, el presidente Donald Trump y su equipo de allegados desoyeron las advertencias sobre la COVID-19, y aunque las alarmas dadas por Bright no habrían impedido el arribo de la pandemia, con sus consejos el país se hubiese preparado mejor para lo peor.
El doctor Rick Bright, ignorado y desechado, tuvo que acudir ante la Oficina del Consejo Especial, un organismo que supervisa que los funcionarios que presentan denuncias contra otros empleados del Gobierno no sufran represalias.
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Allí se presentó con una denuncia de 89 páginas en las que detalló cómo los responsables de salud de la Administración del presidente Donald Trump ignoraron múltiples advertencias sobre la necesidad de prepararse y adquirir mascarillas y equipos de protección ante la gravedad del brote de coronavirus.
Totalmente ignorado
El doctor Rick Bright, que dirigía la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico, aseguró en su denuncia formal que sus primeras advertencias sobre el coronavirus, en enero y febrero, fueron ignoradas y que finalmente fue cesado al plantear dudas sobre la eficacia de un tratamiento que defendía el propio Trump.
De acuerdo a los registros que sobre el caso se lleva en la prensa, Bright fue destituido en abril y tuvo que dejar la dirección de esa agencia de investigación dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos que, entre otras funciones, supervisa la investigación sobre una vacuna contra el COVID-19.
En Estados Unidos se han detectado ya más de 1 millón 180 mil contagios con el coronavirus SARS-CoV-2, mientras que los fallecimientos ascienden a algo más de 70 mil.
La gente de Trump
De acuerdo a los argumentos ventilados por el doctor Bright, sobre sus puntos de vista conocía el presidente de los Estados Unidos. Sin embargo su postura incómoda frente a otros panoramas que resultaban más “importantes”, se tomó la decisión de echarlo a un lado.
Bright pertenecía al Scientific Advisory Group que asesora a la Casa Blanca y ocupaba una silla por su condición Director, Biomedical Advanced Research and Development Authority (BARDA). El médico menciona en concreto como razones de su destitución represalias por enfrentarse al secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, a quien, dice, trató de convencer para una pronta movilización en la obtención de mascarillas y otros equipos de protección ante el brote del virus.
“La cúpula política del Departamento de Salud criticó sin fundamento a Bright por esforzarse en que se invirtiera pronto en el desarrollo de vacunas, así como en suministros esenciales como mascarillas, respiradores e hisopos, que eran escasos e iban a necesitarse contra el COVID-19”, señala la denuncia, de 89 páginas.
Hidroxicloroquina electoral
Otro motivo que menciona en la demanda interpuesta es su escepticismo ante la efectividad, como tratamiento contra el COVID-19, de un medicamento contra la malaria que Trump promocionaba como un remedio efectivo, sin que los ensayos clínicos lo hubieran demostrado.
Desde marzo, Trump ha defendido el uso de la hidroxicloroquina y de la cloroquina para tratar el coronavirus SARS-CoV-2, pero poco a poco ha ido cesando en la promoción de estos medicamentos, cuyo uso sin supervisión médica contra el coronavirus desaconseja la Administración de Alimentos y Medicamentos por sus efectos adversos.
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Según Bright, la promoción desde el Gobierno de estos medicamentos respondía a “un aparente esfuerzo por lograr una victoria política a corto plazo para la Administración durante la creciente crisis de salud”.
Agregó que la Secretaría de Salud llegó a presionar a la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico “para que promoviera la cloroquina, un medicamento contra la malaria, como un agente terapéutico para COVID-19, a pesar de una clara falta de apoyo científico”.