La ONU se formó en 1945. Debatió y adoptó una Convención sobre el Genocidio a finales de 1948. Sostiene que el genocidio es la ” intención de destruir, en todo o en parte”, un grupo racial. Menos de dos décadas después Malcon X lo denunció. La esclavitud en la nación es una mácula. Tulsa es el hito más oscuro del eludido genocidio en EEUU.
Un siglo después de una masacre que azotó a la población negra de Tulsa, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, realizó este martes una histórica visita a esa ciudad de Oklahoma. Habló de “romper el silencio” y prometió cerrar la gran brecha racial que aún existe en el país.
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Durante la conmemoración el gobierno de Biden anunció medidas de ayuda económica para los afroamericanos. Pretenden facilitarles la adquisición de sus propias viviendas o la creación de sus propios negocios. El demócrata tiene el mérito de ser el primer presidente en conmemorar personalmente en Tulsa. La masacre es una de las páginas más oscuras de la historia estadounidense. Estuvo en presencia de tres supervivientes centenarios.
Genocidio en EEUU
Antes de Tulsa el genocidio en los EEUU era un asunto común. Según la definición de la ONU lo practicaron sin límites contra las naciones nativas originarias. Ellos fueron los primeros. Los dueños originales del territorio fueron deshumanizados. Llevarlos a menos que humanos facilitaba aniquilarlos.
Luego llegaron ellos. Los holandeses los vendieron pero los dueños de plantaciones los compraron. Allí una nación con precarios valores espirituales se dejó ver hasta mediados de la década del 1960.
La masacre de 1921, en la que un barrio afro acomodado fue arrasado por hombres blancos, ha sido “durante demasiado tiempo olvidada en nuestra historia. Tan pronto como ocurrió, hubo un claro esfuerzo por borrarlo de nuestra memoria”, dijo el presidente demócrata.
“A partir de ahora, su destino será conocido por todos”, dijo Biden. No prometió medidas concretas de reparación económica a los numerosos descendientes de víctimas que acudieron a escucharle.
Un posible acto político
Biden cuenta con un amplio apoyo entre los estadounidenses de raza negra. A ellos ha prometido avances legislativos tras el gran movimiento de conciencia contra el racismo. El que tuvo un pico tras la muerte el año pasado de George Floyd a manos de un policía blanco.
Los hijos, nietos y bisnietos de las víctimas esperaban que el presidente “hiciera justicia”. Deseaban algo más concreto en nombre de los que no sobrevivieron, dijo a la AFP Kristi Williams, una de ellas. Dijo que el país “tiene la oportunidad de corregir ese error” cometido contra su comunidad. Un genocidio en EEUU que no podrá ser olvidado jamás.
Khalid Kamau, de 44 años, también declaró a la agencia francesa. Dijo que viajó desde Georgia menos para conmemorar la masacre que para celebrar lo que alguna vez fue “una comunidad negra exitosa y autosuficiente”. “Si existió una vez, puede volver a existir”, dijo.
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En las calles, podían verse algunas pancartas con consignas de “Black Lives Matter”. Además las que exigían el fin del “racismo generalizado”.
El reverendo Robert Turner, cuya iglesia metodista afroestadounidense de Vernon fue uno de los pocos edificios de Greenwood que se salvó en 1921, lanzó una petición para pedir indemnizaciones.