Durante un mensaje a la nación dado este martes por Donald Trump, el aún mandatario se despidió con el argumento de que su ideal de país no es de demócratas o republicanos, menos de derechas o izquierdas. Se mostró como el líder de “un movimiento que comenzamos” y “acaba de empezar”.
Trump con sus palabras ha materializado la posibilidad de una tercera vía. Lo hace con una base electoral de dimensiones históricas. Se marcha con aliados capaces de hacer muchas cosas por su perspectiva. Sin embargo se retira con un “impeachment” que pudiera inhabilitarlo para presentarse como presidenciable otra vez.
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El neoyorquino volverá a su vida de magnate a la Florida. Esperó tanto como pudo para dejar sobre la mesa la última palabra. Los analistas de discurso tienen tarea por delante. Sin embargo se trata de un hombre de 74 años que tiene pocas opciones fuera de él mismo. Claro, a menos que se rescate la posibilidad de Ivanka Trump como su “delfín”.
El movimiento acaba de empezar
Apartarse de la Oficina Oval con una sentencia tan dramática coloca a la casta política en alerta. “El movimiento que comenzamos acaba de empezar”. La oración la expresó tras decir que su acción del momento era que se preparaba “para entregar el poder a una nueva Administración el miércoles al mediodía”.
Con esa contundencia se dirigió a la nación el cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos. No obstante no aclaró si tiene el deseo de presentarse a las elecciones presidenciales de 2024. Es una opción que sus colaboradores han circulado estas pasadas semanas.
Un Trump inmune a la reflexión de sus palabras, durante su despedida condenó el asalto del Capitolio del 6 de enero. Un alboroto que ayudó atizar y en el que murieron cinco personas. “Todos los estadounidenses están horrorizados por el asalto a nuestro Capitolio. La violencia política es un ataque a todo lo que valoramos. Nunca se puede tolerar”, dijo en su vídeo.
No obstante no salió bien librado de la escurrida del bulto. Momentos antes el republicano Mitch McConnell, le acusó de haber “provocado” aquella insurrección con sus denuncias de fraude.
Una última cortesía
Más allá de que en lo personal y como Presidente de los Estados Unidos se caracterizó por su mal genio, Trump asumió ligeros modales. Sin advertir ni disculparse por todo lo lanzado, el jefe de “el movimiento”, deseó lo mejor a los nuevos de la Casa Blanca. “Esta semana damos la bienvenida a una nueva Administración. Rezamos por su éxito en mantener a EE.UU. seguro y próspero”.
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También aprovechó la ocasión para vanagloriarse un poco. “Logramos todo lo que nos propusimos, y mucho más. Sobre todo, hemos reafirmado la idea sagrada de que en EE.UU. el gobierno responde al pueblo. Restauramos la idea de que en EE.UU. nadie cae en el olvido, porque todos importan y todos tienen voz. Asumí las batallas más difíciles, peleé muy duro, tomé las decisiones más complicadas, porque para eso me eligieron”.