Un trabajo elaborado por The Morning Call, solicitado a Tribune News Service, deja clara evidencia de que una celebración del Día de Acción de Gracias sin restricciones daría lugar a más contagios y muertes como sucedió en el Thanksgiving de 1918.
En torno a este escenario Filadelfia tiene una experiencia imborrable. El coronavirus y la gripe española -un nombre equivocado ya que podría haber comenzado en Kansas- parecen tener al menos una cosa en común en que ambos indujeron ciertos grados de negación.
En muchos otros aspectos, son muy diferentes el Día de Acción de Gracias de 1918 y la celebración 2020. El mayor contraste está en la ferocidad. En octubre de 1918, la gripe se cobró hasta 4.500 vidas en una semana. Se contaron 13.500 difuntos de septiembre a diciembre en Filadelfia. Los registros provienen de los archivos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Hasta ahora, menos de 2.000 muertes se han atribuido a COVID-19 en la ciudad.
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En Pensilvania, casi dos tercios de las muertes por coronavirus han ocurrido en centros de enfermería. Los blancos favoritos de la gripe española eran las personas de 20 a 40 años. En total, el 25% de los estadounidenses se infectaron.
La gripe era tan horrible y tan “atípica” que sería difícil identificar una lección duradera. El comentario es del historiador de la Universidad de Pensilvania David Barnes. Él enseña la historia de la medicina y la salud pública. Pero, añadió, ese no tiene por qué ser el caso con esta pandemia.
Evitar un efecto Thanksgiving de 1918
La rebeldía a las restricciones en el Día de Acción de Gracias de 2020 podría causar un efecto multiplicador como en el Thanksgiving de 1918. “Hay mucha gente que no conoce a nadie que haya sido afectado por el COVID”, dijo el historiador Kenneth C. Davis. Él es el autor de la serie “Don’t Know Much About”.
El académico argumenta que la COVID-19 ha tenido un impacto desmesurado en la gente de color, los marginados, los ancianos, dijo. La mayoría de la población estadounidense es blanca. Han sido un blanco muy pequeño en la pandemia del coronavirus.
“Es nuestra propia culpa por no querer ver el bajo vientre de la sociedad”, dijo. Pero sugirió que el coronavirus podría tener un legado positivo. Dado que se produjeron tantas muertes entre personas con afecciones preexistentes, el país haría bien en prestar atención a la lucha contra enfermedades como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, dijo. En lugar de prepararse para la próxima pandemia, agregó, “creo que tenemos otras prioridades de salud pública que definitivamente deben ser atendidas”.
Filadelfia y dos pandemias
La Gripe Española cobró la vida de al menos 675.000 americanos. La cifra podría ser una subestimación ya que no incluía innumerables muertes por condiciones preexistentes. Sin embargo, el 28 de noviembre de 1918, la nación celebró el Día de Acción de Gracias.
“El mejor Día de Acción de Gracias en la historia de la ciudad”, proclamó un titular en el New York Sun. Filadelfia fue el escenario de desfiles, eventos deportivos e “izamiento de banderas”, informó el Inquirer. En su proclamación anual de Acción de Gracias, el presidente Woodrow Wilson ni siquiera mencionó la gripe, que más tarde contrajo él mismo.
Al igual que en el pasado la COVID-19 está proyectando su larga y persistente sombra sobre el Día de Acción de Gracias de 2020. Desde luego las razones son diversas razones. La gripe española no tuvo un efecto similar en 1918 en el Día de Acción de Gracias o en los días festivos posteriores. Eso probablemente tuvo consecuencias más tarde.
“La Gran Guerra” había terminado dos semanas antes. El historiador de la Universidad de Pensilvania David Barnes señaló, ya que esta era la guerra que terminaría con todas las guerras. La Segunda Guerra Mundial no era todavía un brillo en el ojo nacional. Y mientras, la gripe que seguía matando, parecía estar en retirada.
La muerte entró a galope
Davis también el autor del libro: “Más mortal que la guerra”. En él hizo crónica del infame Desfile de Bonos de Libertad de Filadelfia del 28 de septiembre de 1918. Con la asistencia de 200.000 personas y la participación del rey de la marcha, John Philip Sousa, fue un evento de todos los tiempos. Las muertes se dispararon en 72 horas.
El 3 de octubre, el estado ordenó el cierre de todos los teatros y salones. Filadelfia añadió escuelas e iglesias a la lista. Pero era demasiado tarde: Durante la semana que terminó el 19 de octubre, 4.500 personas murieron.
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La gripe, sin embargo, no desapareció. Experimentó un resurgimiento en diciembre, y el CDC informó que en los primeros seis meses de 1919, las muertes por “gripe” coincidieron con los totales anuales de 1915, 1916 y 1917. El Thanksgiving de 1918 fue el embrión de la matanza.
Como lección se toma la necesidad de cohesionar en toda la nación una misma política sanitaria. La COVID-19 no es tan mortal como la Gripe Española. Sin embargo habitamos en la nación epicentro de la pandemia. Y aunque muchos en el país aseguren que la enfermedad es una conspiración, en los cinturones de pobrezas las historias luctuosas dicen lo contrario.